En los sectores turístico y hotelero: “No hay que confundir el lujo con el desperdicio”
Las buenas prácticas ambientales en hoteles y restaurantes contribuyen a conservar la naturaleza y sostener la economía. Foto: Cintia Landa/Locación: Isla Chica, Holbox. Muelle Tiburón Ballena
Por Lucy Calderón
Cada vez son más los pequeños, medianos y grandes empresarios que, al vivir del turismo, están reconociendo la importancia de la preservación de los recursos naturales que los rodean, porque estos, además de hacer atractivo el sitio donde viven, los ayudan a atraer clientela y mantener la economía.
Por eso, integrantes de la organización civil Casa Wuayúu, sometieron a la décima convocatoria del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (Fondo SAM), una propuesta enfocada a dar seguimiento a la primera fase de un proyecto con operadores turísticos que habían iniciado con anterioridad, y resultaron ganadores.
Integrantes de la organización civil Casa Wayúu. Foto cortesía: Casa Wayúu
Implementación de Buenas Prácticas en Sostenibilidad para la Operación Turística en Holbox es el nombre del proyecto que, con los fondos recibidos, ejecutaron entre mayo de 2018 y julio de 2019. En este se inscribieron y pagaron una cuota mínima de participación 17 hoteles y dos restaurantes. Sin embargo, debido a problemas internos de cada empresa, de los hoteles, solo 12 terminaron el programa anual de capacitación ambiental que se desarrolló.
Pero ¿por qué enseñar buenas prácticas de sostenibilidad a los hoteleros y restauranteros de la isla de Holbox? Porque Holbox es una isla del norte de la península de Yucatán -en el estado de Quintana Roo, México- situada dentro del Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam -un tesoro biológico invaluable-. Y es el principal motor económico del municipio Lázaro Cárdenas al que pertenece, explica el ingeniero industrial y consultor Fernando Del Valle, a quien Casa Wayúu contrató para implementar el proyecto.
Playa de la zona hotelera de la isla de Holbox. Foto: Cintia Landa
“Además, porque, aunque hay muchas facilidades para llevar a este paradisiaco lugar todos los insumos necesarios para el turismo, no ocurre lo mismo cuando se trata de extraer los residuos que se generan por esta actividad económica. Toneladas de basura se acumulan desde hace años en un basurero a cielo abierto próximo a un manglar. Los lixiviados contaminan el suelo, subsuelo, mantos freáticos y tarde o temprano estos contaminantes llegan al mar. También hay proliferación de fauna nociva tal como moscas, cucarachas y ratas, y a su vez, se pueden observar garzas, espátulas de mar y otras aves marinas alimentándose de los desechos ahí apilados, lo cual seguramente está alterando sus hábitos de vida y salud”, explica Del Valle.
“La falta de conciencia ambiental ha provocado muchos problemas de saturación de los servicios básicos con los que cuenta la isla”, añade Eduardo Pacheco Cetina, licenciado en turismo e integrante de Casa Wayúu. “Incluso, durante la época en que se ejecutó el proyecto, en el basurero se quemaban los desechos. Pero eso no es todo, cuando se supo que la isla tendría un plan de manejo, muchos se apresuraron a iniciar construcciones, sin tomar en cuenta los impactos al medio ambiente. De esa cuenta, los habitantes de la isla hemos padecido el colapso del sistema de drenajes, fallas en el servicio de energía eléctrica y la acumulación de basura en las calles cuando, por ejemplo, el camión recolector deja de funcionar por alguna falla mecánica”, relata Pacheco.
Alejandra Serrano, también integrante de casa Wayúu, añade que entre los grandes obstáculos para preservar los recursos naturales de Holbox están la corrupción y la especulación de la tierra. “Siempre llegan actores que quieren ganar más dinero metiendo más presión al ecosistema, haciendo más cuartos de hotel y no ha habido autoridad que verifique los permisos de construcción ni vigile la protección de los manglares. Y aunque en Casa Wayúu trabajamos siempre en colaboración con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), esta institución está cada vez más desarticulada y con menos autoridad”, afirma.
Todo lo anterior motivó a Fernando Del Valle y a los integrantes de Casa Wayúu, a implementar el programa de buenas prácticas en sostenibilidad para el sector turístico de la isla.
Uno de los objetivos fue disminuir la cantidad de residuos sólidos que se generan, especialmente, en el sector hotelero y de restaurantes. También promovieron la adecuada disposición final de los residuos y la importancia ambiental y económica que tiene efectuar una gestión sostenible de los recursos, porque esta impacta positivamente no solo la naturaleza sino en los bolsillos de los empresarios, concordaron los entrevistados.
Camino de la zona hotelera de Holbox. Foto: Cintia Landa
¿Cómo seleccionaron a los participantes?
Una estrategia que facilita el acercamiento con los posibles participantes de un proyecto es contar con el respaldo de una institución local de prestigio, explican Del Valle y Pacheco.
Por eso, su propuesta de trabajar con operadores turísticos la presentaron a la Asociación de Hoteles de Holbox, de la cual Pacheco es miembro, y todas las empresas que se inscribieron en el programa pertenecen a esta.
De acuerdo con Pacheco, el haber visto de primera mano el colapso de los servicios básicos en la isla y saber que un giro en la forma de operar podría contribuir a evitar más problemas, incentivó a los dueños y gerentes de hoteles y restaurantes a participar.
Embarcaciones turísticas en el Muelle Tiburón Ballena. Foto: Cintia Landa
¿Qué temas se abordaron durante el programa ambiental?
Entre las actividades y talleres que se organizaron hubo charlas de concienciación ambiental; de ahorro de agua y energía, reciclaje, disminución y buen manejo de residuos sólidos y residuos peligrosos. Estos últimos son los que, por ley, en México tienen la característica CRETI, es decir, son corrosivos, reactivos, explosivos, tóxicos e inflamables o biológico-infecciosos. Asimismo, se enseñó a medir la huella de carbono para contribuir a mitigar los efectos del cambio climático, explica Del Valle.
Para lograr la mayor asistencia posible a las charlas, se hizo una alianza con la Casa de la Cultura de Holbox, que propició un espacio para impartir la misma conferencia por la mañana y por la tarde. Además, hubo ocasiones en las que el facilitador llegaba a las instalaciones de los hoteles más grandes y/o con espacio para reunir a su personal y así asegurarse de que todos estuvieran presentes, refiere el consultor.
Taller en la Casa de la Cultura enfocado a gerentes para la creación de una política de sustentabilidad. Foto cortesía: Fernando Del Valle
¿Cuáles fueron los comentarios o reacciones de los participantes ante las charlas y capacitación recibidas?
La mayoría se mostraba asombrada. Dijeron desconocer los materiales que se pueden reciclar y el impacto positivo que el reciclaje tiene en la salud de personas y ecosistemas. Tampoco conocían la importancia de los manglares, explica Del Valle.
Algo bueno fue que los gerentes aceptaron que el personal a su cargo llevara al hotel, los residuos clasificados que hubiera generado en su casa, para luego darles el adecuado manejo final. Hubo quienes se animaron a pedir las presentaciones PowerPoint para enseñarlas a sus hijos y motivarlos a hacer cambios en su casa. Estas presentaciones también les quedaron a algunos gerentes para que puedan mostrarlas posteriormente a sus empleados, indica Del Valle.
Charla de manejo de residuos sólidos impartida en el hotel Villas Paraíso del Mar. Foto cortesía: Fernando del Valle
¿Cómo se logra el cambio de actitud en la gente para la implementación de buenas prácticas ambientales?
Tuvimos que ser muy asertivos para comunicarnos y para que no consideraran como exámenes las entrevistas iniciales que hicimos sobre su forma de operar; o para que no vieran como más trabajo, los cambios que tendrían que hacer. Se debe generar confianza y empatía, comenta Del Valle.
El profesional también indica que el compromiso de la gerencia de cada establecimiento es vital. Por ejemplo, cuando se le pregunta a una camarista el por qué sigue usando determinado producto químico en lugar de uno biodegradable, muchas veces responde “porque es el que nos dan”.
“Por eso, a los gerentes se les debe motivar al cambio, haciéndoles notar el ahorro económico que este les traerá. Entonces, hasta les brillan los ojos e implementan las buenas prácticas”, asegura Del Valle.
Charla sobre cambio climático en la Casa de la Cultura de Holbox. Foto cortesía: Fernando Del Valle
“No hay mejor residuo que el que no se genera”
Cuando comenzó su consultoría, Del Valle identificó que había hoteles que ofrecían a sus huéspedes agua en pequeñas botellas de plástico o que les entregaban, dentro de una bolsa plástica, todos los insumos de higiene personal que pudieran usar durante su estadía. En el área de restaurantes también tenían la costumbre de usar vasos, platos y cubiertos desechables.
Luego de la asesoría impartida, se logró que los hoteles sustituyeran la botella de plástico por una de vidrio retornable; también colocaron jarras y vasos de cristal en las habitaciones, y en sitios clave del recinto, instalaron dispensadores de agua para que el mismo huésped se sirviera. Los popotes o pajillas desechables las descartaron por completo.
En cuanto a quiénes son los huéspedes más difíciles de convencer sobre las buenas prácticas que se implementan en un hotel, Del Valle opina que son los locales. “Ellos son los más exigentes y te dicen: quiero más toallas, cambie estas y las sábanas todos los días, deje siempre funcionando el aire acondicionado…. Pero momento, no hay que confundir el lujo con el desperdicio. ¿Tú crees que este huésped cambia todos los días las tollas o las sábanas en su casa?”, enfatiza el consultor.
Los hoteles tienen que saber comunicar a sus huéspedes, con anticipación, cuáles son sus políticas, para que al llegar estos no se sorprendan y contribuyan a cumplir los lineamientos que al final son de beneficio para todos, añade Del Valle.
¿Cómo se evalúan los cambios?
La medición de resultados se realiza por medio de un recorrido en las principales áreas operativas de los negocios participantes: Gerencia, Mantenimiento, Alimentos y Bebidas, Lavandería y Habitaciones, las cuales pueden variar dependiendo del tipo de hotel o restaurante.
Práctica de regulación de caudales de grifos lavamanos en el hotel Casa Tiburón. Foto: Fernando Del Valle
Según Del Valle, los criterios que revisan del check list se basan en buenas prácticas ambientales orientadas al correcto manejo del recurso energético (energía eléctrica y Gas Licuado de Petróleo -GLP-), manejo del agua y de productos químicos, reducción de residuos sólidos y peligrosos, así como la forma en que comunican al cliente, huésped, proveedores y colaboradores, las prácticas ambientales que realizan en el negocio.
Por medio de la observación de las prácticas citadas, la entrevista a los trabajadores o la revisión de documentación escrita sobre sus procesos es que se evalúa cada área. Dependiendo del grado de cumplimiento se asigna el valor de un punto, medio punto o cero a cada uno de dichos criterios. La suma de estos puntajes se traduce en los porcentajes de cumplimiento que cada empresa alcanza.
Para que las personas respondan con la verdad, se les informa que no se trata de un examen, sino de una conversación para conocer la forma en que trabajan, con el objetivo de identificar qué cambios requieren realizar, explica el profesional.
Durante este proceso, Del Valle se dio cuenta de que las mujeres son más receptivas a las sugerencias y nuevas formas de hacer las cosas. “Considero que esta apertura de mente tiene mucho que ver con el tema de la maternidad, porque quienes son madres tienden a actuar pensando en sus hijos, nietos y familia en general. Por ejemplo, con las camaristas se trabajó para que supieran cómo informar a los huéspedes las razones por las cuales debían regular la temperatura del aire acondicionado o apagarlo mientras la habitación estuviera vacía. Ellas también contribuyeron a recolectar las tapitas de refrescos para una campaña en favor de personas con cáncer. En definitiva, el departamento de más cumplimiento de criterios fue el de camaristas y con el que se complicó un poquito más trabajar, fue el de mantenimiento”.
¿Qué impactos se midieron después de concluido el programa de capacitación?
De acuerdo con el informe de resultados del proyecto, durante la primera evaluación de implementación, las empresas graduadas tuvieron un promedio de cumplimiento del 46% en la aplicación de buenas prácticas ambientales, finalizando un año después con un promedio de cumplimiento del 83%.
Y, por ejemplo, los hoteles y restaurantes, de un consumo de energía eléctrica de 14.24 KwH antes del programa, pasaron a 9.37 KwH, lo que representa una diferencia del 35 por ciento, es decir, un ahorro de 1,098,438.37KwH anuales.
Ese ahorro anual de energía se traduce en 639.29 de toneladas de dióxido de carbono equivalente no emitidas, que es como haber sacado de circulación a 219.6 automóviles, que en promedio recorren unos 15 mil kilómetros al año. Con esa energía ahorrada se podría dotar de energía eléctrica, durante un año, a 105 casas de cuatro habitantes. Y en términos monetarios, podemos indicar que se ahorraron 3,075,627.44 pesos mexicanos, explica Del Valle.
¿De qué manera se constata o se ayuda a que las buenas prácticas se sigan practicando?
Se generó un manual de implementación de buenas prácticas ambientales, con la herramienta del check list y también están las presentaciones de cada charla, indica Del Valle.
Para refrendar es necesario dar seguimiento, explica el profesional, y según comenta, platicando con personas de cuatro hoteles con quienes trabajó, le han manifestado estar contentas, porque han recibido buenos comentarios de los huéspedes, en las aplicaciones para viajeros en la que pueden buscar recomendaciones de dónde alojarse.
No obstante, señala Del Valle, lo ideal sería que la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Holbox pusieran entre sus estatutos que, para ser socios de cada una de estas entidades, los candidatos deben cumplir con el manual de buenas prácticas citado. De hecho, las presidentas de ambas asociaciones firmaron una carta en la que se comprometieron a difundir e implementar las buenas prácticas entre sus asociados. Esperamos que este compromiso se concrete, concluye.
Personal de hoteles y restaurantes que participó en el programa ambiental de Casa Wayúu recibió su diploma y los acompañan los líderes de la capacitación. Foto cortesía: Eduardo Pacheco Cetina
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