La práctica del turismo sustentable prospera en el Arrecife Mesoamericano

Vista área del Parque Nacional Arrecifes de Xcalak. Foto: Sebastien Proust-PPD
Por Lucy Calderón
Por medio de la segunda fase del Proyecto “Conservación del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), a través de mejores prácticas de turismo sustentable en la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro y el Parque Nacional Arrecifes de Xcalak”, 31 personas vinculadas a la operación turística en el Caribe mexicano se capacitaron en temáticas ambientales que les permitirán continuar trabajando de forma amigable con la naturaleza.
Dicha capacitación la lideró la organización Amigos de Sian Ka’an, en equipo con otras instituciones que velan por el bienestar del SAM y de las comunidades costeras que lo habitan.
Esta segunda fase del proyecto citado la impulso el Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (Fondo SAM), mediante el Programa de Pequeñas Donaciones, el cual otorgó una subvención a Amigos de Sian Ka’an para que la llevara a cabo.
De izq. a derecha: Maraí Tello, Rosario Yah y Rosa María Loreto, implementadoras del proyecto. Foto: Amigos de Sian Ka’an
Un poco de historia
Según explica la bióloga Rosa María Loreto, subdirectora del Programa de Conservación Marina de Amigos de Sian Ka’an, la fase 1 del proyecto se desarrolló con tres componentes principales. El primero lo constituyeron los planes de acción en buenas prácticas sustentables de actividades acuáticas y ecoturismo que se generaron para 11 permisionarios de la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro y el Parque Nacional Arrecifes de Xcalak, con base en las Guías Maya Ka’an: http://mayakaan.travel/Guias/Guia_Actividades_Acuaticas/index.html y http://mayakaan.travel/Guias/Guia_Ecoturismo/index.html
El segundo componente abarcó el diplomado de Formación para Guías de Turistas especializado en la modalidad de Turismo Orientado hacia la Naturaleza con actividad específica en Interpretación Ambiental, cumpliendo con los requerimientos de la Norma Oficial Mexicana NOM-09-TUR-2002. Trece permisionarios obtuvieron la acreditación respectiva ante la Secretaría de Turismo Federal, con una vigencia de cuatro años.
El tercer componente fue de bioseguridad insular, el cual se enfocó en la implementación de las acciones necesarias para que en las islas de Banco Chinchorro no se reintroduzcan especies exóticas invasoras (ratas negras y gatos ferales) que alteren la ecología del lugar.
¿Qué se hizo en la fase 2?
A través de la entrega de los planes de acción en buenas prácticas sustentables de actividades acuáticas a los permisionarios, y mediante visitas personalizadas, se les explicó que el documento contiene sugerencias de los aspectos a mejorar en la prestación de sus servicios turísticos, tanto en el propio arrecife, como en su empresa. Entre ellas, un adecuado manejo de residuos sólidos y líquidos; cómo informar al visitante sobre el lugar al que se dirigirán y la importancia de visitar un área natural protegida; cómo elaborar bitácoras, encuestas de satisfacción, entre otras.
A los operadores turísticos también se les hicieron dos visitas para dialogar con ellos y saber qué buenas prácticas de su plan de acción estaban dispuestos a implementar y se programaron dos visitas de verificación, pero debido a la pandemia por la COVID-19, solo se concretó una, comenta Rosa María.
Visita de verificación a la empresa Caracola Tours, S. A. de C.V. Foto: Amigos de Sian Ka’an
Maraí Tello, licenciada en administración turística, y Coordinadora del Programa Turismo Sustentable de Amigos de Sian Ka’an, quien colaboró en el desarrollo de la fase 2 de este proyecto, comenta que una de las satisfacciones de la visita de verificación que hicieron, fue haber visto cómo dos de los permisionarios recibían a los turistas y les entregaban información de buenas prácticas para que sacaran mejor provecho de su estadía en el área protegida de su interés, incluyendo mapas y folletos acerca de los sitios en los que realizarían las actividades de buceo y snorkel.
Material de difusión de buenas prácticas de bioseguridad insular que la empresa Caracola Tours ofrece a los visitantes de las islas de Banco Chinchorro. Foto: Amigos de Sian Ka’an
Visita de verificación a la Cooperativa Turística Paraíso del Caribe S.C. de R.L. de C.V. Foto: Amigos de Sian Ka’an
Para dar seguimiento al componente de capacitación, y debido a la pandemia, la comunicación se mantuvo con los permisionarios a través de vídeo-llamadas y mensajes de texto. Luego, se les entrenó en el uso de plataformas digitales y cuando estuvieron listos se desarrolló el programa de enseñanza “Capacitación para prestadores de servicios turísticos de actividades acuáticas en áreas naturales protegidas”. Dicho programa consistió en 26 horas de capacitación en cuatro temas principales: 1. Áreas Naturales Protegidas; 2. Arrecifes de coral en el Sistema Arrecifal Mesoamericano -Ecología, Valor, Amenazas, Conservación y Turismo Sustentable; 3. Biodiversidad y Especies Protegidas del Sistema Arrecifal Mesoamericano y 4. ¿Cómo renovar las experiencias turísticas ante el COVID-19?, señala Maraí.
Organizadores de la capacitación virtual que recibieron operadores turísticos del Caribe en México. Foto: Amigos de Sian Ka’an
La convocatoria fue abierta al público en general y de acuerdo con Maraí y Rosa María esto permitió la participación de prestadores de servicios turísticos que operan en seis áreas naturales protegidas (cuatro federales y dos estatales), lo cual enriqueció el intercambio de experiencias. “Hubo buena respuesta y de 47 inscritos, 31 culminaron satisfactoriamente la capacitación en los temas que se impartieron y obtuvieron una constancia avalada por Amigos de Sian Ka’an como Instituto Capacitador Externo ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social con número de registro ASK8606053X2-0013. Esta constancia permite que se reconozca laboralmente la profesionalización de trabajadores en áreas específicas”, relata Rosa María.
Participantes en la capacitación virtual efectuada en septiembre de 2020. Foto: Amigos de Sian Ka’an
“La pandemia facilitó la asistencia a este programa de capacitación, porque de haber sido presencial, quizás hubieran sido menos los participantes y difícilmente se habría tenido la colaboración de algunos expositores”, dice Maraí.
Además, las herramientas tecnológicas actuales permitieron que el entrenamiento fuera dinámico. Cada sesión estaba dividida en bloques: introducción y/o recapitulación; desarrollo, recesos y conclusiones. En cada reunión virtual también se hizo una evaluación inicial y otra final, comenta Maraí.
Otros aspectos positivos fueron que en el desarrollo del programa de capacitación se contó con la colaboración de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), a través de las Direcciones de la Reserva de la Biosfera Caribe Mexicano, de la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro y del Parque Nacional Arrecifes de Xcalak, así como de la organización Coral Reef Alliance (CORAL).
Seguimiento al tema de bioseguridad
En la fase 1 del proyecto, como parte del componente de bioseguridad, se promovió la implementación de medidas del Protocolo de Bioseguridad Insular para la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro[1] para evitar el ingreso de fauna feral a esta área natural protegida y se colocaron en puntos estratégicos, en las islas y en continente, cajas con rodenticida (cebaderos) como cerco preventivo para el control de los roedores.
Banco Chinchorro, además de ser la reserva arrecifal más grande del Caribe en México, tiene islas que son sitios importantes para la conservación de las aves migratorias y otras endémicas que antes estaban siendo muy afectadas con la presencia de los roedores invasores.
En la fase 2, con el apoyo de los guardaparques de Chinchorro, se instalaron más cebaderos.
[1] https://drive.google.com/file/d/1sL29yEoTl9cHng1gaXoQs9da5-4tYqua/view
Preparación de cajas con pastillas de rodenticida para cebar a ratas y evitar su ingreso a las islas de la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro. Foto: Amigos de Sian Ka’an
Participantes de un taller de bioseguridad impartido previo a la pandemia por la COVID-19. Foto: Amigos de Sian Ka’an
Guardaparque de Banco Chinchorro entrega a los Operadores turísticos y a los visitantes información impresa sobre cómo prevenir el ingreso de animales exóticos invasores a las islas de esta área natural protegida. Foto: Amigos de Sian Ka’an
¿Qué hace falta?
Rosa María explica que debido a la pandemia hay un retraso en la producción de una Guía de especies que habitan de la Cuenca al Arrecife y de buenas prácticas de turismo.
Sin embargo, Amigos de Sian Ka’an junto con guardaparques trabajan al máximo en el diseño gráfico de esta Guía, y consideran que será un material de difusión y apoyo útil para los guías de turistas de las áreas naturales protegidas del proyecto.
Es así como paso a paso y trabajando en equipo se está logrando que, tanto permisionarios como visitantes del Caribe mexicano, efectúen las buenas prácticas turísticas que les permitirán disfrutar de manera sostenible y a largo plazo, de los servicios y beneficios que ofrecen las áreas naturales protegidas del Sistema Arrecifal Mesoamericano en México.
¡El primer lugar de nuestro concurso fotográfico es para México!

Primer lugar: Niños presentan teatro guiñol en el Santuario del Manatí, México Foto: Mateo Sabido Itzá
Por Lucy Calderón
Con 235 votos de nuestros seguidores en redes sociales, la fotografía Conservando para el presente, de Mateo Sabido Itzá, obtuvo el primer lugar del concurso fotográfico: “15 años de conservación en el SAM”.
La imagen ilustra la presentación del teatro guiñol de niños de la localidad de Raudales, en el Santuario del Manatí, Bahía de Chetumal, México. Este teatro se llevó a cabo como parte de las actividades que promovió el Proyecto Conservación de Recursos Marinos en Centro América, Fase II en 2019. Este proyecto, impulsado por el Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (Fondo SAM), contó con el apoyo de la Cooperación alemana a través del KfW.
Segundo lugar: Barracuda nadando tranquilamente en el arrecife guatemalteco. Foto: Sergio David Hernández
La fotografía Barracuda en Monitoreo ECOME 8, de Sergio David Hernández Gómez, obtuvo el segundo lugar del certamen con 132 votos.
El octavo Ejercicio de Conectividad en el Mesoamericano (ECOME) para Punta de Manabique, en Izabal, Guatemala, contó con el apoyo financiero del Fondo SAM, a través de su Programa de Pequeñas Donaciones. Hernández capturó la imagen de la barracuda en marzo de 2019, en Cabo Tres Puntas, en el sitio llamado Piedra de la Barracuda.
El tercer lugar fue para French Angelfish on the Reef, de Ana Giró Petersen, con 61 votos. Esta imagen de dos peces ángel nadando en Corona Caimán fue capturada durante un monitoreo de exploración en la porción guatemalteca de este arrecife.
Tercer lugar: Peces ángel que habitan el arrecife guatemalteco. Foto: Ana Giró
Los premios que recibirán
El primer lugar se hizo acreedor a una cámara fotográfica GoPro Hero 8 Bundle, US$200 en efectivo y certificado de participación.
El segundo lugar obtendrá US$300 más certificado de participación, y el tercer lugar, US$250 y certificado de participación. ¡Felicitaciones a los ganadores!
Calendario 2021
Todas las fotografías participantes serán incluidas en nuestro calendario 2021 con el objetivo de recordar y dar a conocer el trabajo maravilloso y el gran impacto que ustedes, nuestros socios, han tenido en la conservación del Arrecife Mesoamericano.
Para ver las fotografías participantes visitar el siguiente link – clic aquí
Agradecemos a todos los concursantes por su entusiasmo y apoyo a las actividades que promueve el Fondo SAM para comunicar la importancia del Arrecife Mesoamericano.
Activan en México Fondo de Emergencia para la atención de corales dañados por tormentas y huracanes

Restauración de Arrecifes de Limones y Bocana, Puerto Morelos. Foto: María del Carmen García
El Fondo de Emergencia o instrumento financiero establecido para atender y reparar el daño que situaciones de emergencia o desastre ocasionen al Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), aportó en octubre US$15,950 para la atención primaria y secundaria de los corales afectados en Puerto Morelos, México, tras el reciente paso de la tormenta tropical Gamma y el huracán Delta.
Según explica Claudia Ruiz, coordinadora de la Iniciativa Mesoamericana de Rescate de Arrecifes (RRI, en inglés), de MAR Fund, a través de la cual se implementa el Fondo de Emergencia, por medio de este se proporcionó a Amigos de Contoy, A.C., los recursos financieros para agilizar la respuesta ante los impactos de los citados fenómenos naturales.
María del Carmen García, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y brigadista para el Parque Nacional de Puerto Morelos, agrega que las colonias arrecifales que resultaron con más daños en varios sitios de dicho parque pertenecen al género Acropora.
Sin embargo, con los fondos recibidos, los grupos locales de respuesta -también conocidos como brigadas de emergencia-, han podido limpiar y remover escombros (atención primaria), así como recolectar y cementar los fragmentos de corales que quedaron dispersos tras el paso de los huracanes (atención secundaria).
Las tareas tanto de la atención primaria como secundaria que requieren las colonias arrecifales fragmentadas en Limones, Bocana y Cachaté en Puerto Morelos, Quintana Roo, las llevan a cabo desde el 16 de octubre, dos brigadas de emergencia integradas por ocho personas cada una.
Las acciones en esos sitios se han realizado según lo establecido en el Plan de Respuesta para la zona, así como en el Protocolo de Alerta Temprana y Respuesta Post Tormenta elaborado por The Nature Conservancy (TNC) para las costas de Quintana Roo, el cual es replicado por MAR Fund en el resto de los países que abarca el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM).
Ruiz añade que los trabajos de los grupos locales de respuesta se extenderán hasta el 15 de diciembre de 2020.
Huracán Delta. Foto: Lauren Dauphin/Observatorio de la Tierra de la NASA
Acerca de RRI
La RRI es implementada en el SAM en colaboración con la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD). Se rige por un Comité Técnico de Proyecto (CTP) y cuenta con la participación de los cuatro países que comparten el SAM: México, Belice, Guatemala y Honduras. Además, esta iniciativa es posible gracias al generoso apoyo de Cooperación Alemana a través del KfW vía un fondo patrimonial de €7 millones.
Conoce los retos de administrar un refugio biodiverso

Vista de la ensenada Lagartos, situada en el humedal Refugio de Vida Silvestre Bocas del Polochic (RVSBP). Foto: Fundación Defensores de la Naturaleza
Por Lucy Calderón
Incluido en el Convenio sobre los Humedales de Importancia Internacional (Convención RAMSAR), el Refugio de Vida Silvestre Bocas del Polochic (RVSBP) es un sitio protegido de 20,760 hectáreas (207.6 km2), situado en Izabal, Guatemala.
Mapa de ubicación de la RVSBP
Mapa de zonificación del RVSBP
La vida silvestre en el humedal es abundante, con significativo número de especies de aves y poblaciones de mamíferos, reptiles, anfibios y peces. Además, en esta reserva se reporta la mayor cantidad de manatíes, de monos aulladores y de nutrias para Guatemala, indica en su página electrónica, la Fundación Defensores de la Naturaleza, organización que lo coadministra desde 1996.
Patos coche -también conocidos como malaches o cormoranes (Phalacrocorax brasilianus)-, descansan en la barra del río Oscuro, situado en el humedal RVSBP. Foto: Nery Jurado/Fundación Defensores de la Naturaleza
Asimismo, unas 5,500 personas del grupo étnico maya Q’eqchi’ de ocho comunidades que viven en el área de influencia del RSVBP, consiguen beneficios directos, obtenidos gracias a la calidad del ambiente donde viven, el agua, los productos de la pesca y las tierras fértiles que les proporcionan leña y materias primas.
Un niño, de la comunidad de Bocancha, muestra un pez conocido como machaca (Brycon guatemalensis) el cual atrapó en el río Zuncal. Foto: Luis Barrientos/Fundación Defensores de la Naturaleza
Por si fuera poco, este humedal reduce significativamente, desde el río Dulce al mar Caribe -incluyendo el lago de Izabal y el Arrecife Mesoamericano-, los impactos de actividades humanas tales como: contaminación por residuos líquidos y sólidos, ganadería, minería y agricultura a gran escala y de pequeños poseedores de tierras.
Rodal de zapotón (Pachira acuatica) crece en el río Zuncal. Foto: Fundación Defensores de la Naturaleza
Ante su dimensión, retos y áreas de oportunidad, manejar un sitio como este, no es fácil. Se requiere capital humano y financiero. Por eso, con el objetivo de obtener fondos para actualizar tres instrumentos de planificación esenciales para su coadministración, la Fundación Defensores de La Naturaleza participó en la décima convocatoria del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (Fondo SAM) y resultó ganador.
“Fortalecimiento de la planificación estratégica y de la gestión financiera del área protegida Refugio de Vida Silvestre Bocas del Polochic” es el nombre del proyecto con el cual la citada fundación recibió apoyo del Fondo SAM y actualizó la ficha RAMSAR, el Plan Maestro y el Plan Financiero del RVSBP.
De acuerdo con la bióloga Heidy García de la Vega, quien fue directora de este refugio por 15 años, la importancia de actualizar la ficha RAMSAR radica en tener datos recientes de la biodiversidad del lugar, que permitan seguir demostrando su valor natural y en consecuencia incrementar la posibilidad de conseguir el apoyo humano y económico necesario para su conservación.
“Guatemala es uno de los países signatarios de la Convención RAMSAR, un reconocimiento de que nuestro territorio tiene un valor más allá de lo local y cumple una función ecológica, biológica y social que trasciende fronteras. Por ejemplo, el Refugio de Vida Silvestre Bocas del Polochic es un área de descanso y anidación para aves migratorias, por lo que, si este desapareciera, se afectaría la conservación de las especies que lo visitan -es decir-, la repercusión no sería solo a nivel nacional sino global”, indica Heidy.
Cormoranes que alzan el vuelo en el río Oscuro de la RVSBP. Foto: Nery Jurado/Defensores de la Naturaleza
Proteger este sitio también es vital para preservar los manatíes que habitan Guatemala y Honduras y para que pueda seguir cumpliendo -aunque no es el fin último- con la filtración de los contaminantes líquidos y la retención de los desechos sólidos causados por las actividades humanas antes descritas. Si todos esos residuos líquidos y sólidos llegaran en su totalidad al mar Caribe, impactarían de manera inminente al Sistema Arrecifal Mesoamericano, explica la bióloga.
De ahí que, con el apoyo financiero del Fondo SAM, se actualizaron los listados de las aves y mamíferos que viven en el refugio (información clave para la ficha RAMSAR y el plan maestro) y se hicieron diagnósticos rápidos de 16 comunidades para conocer cuándo fueron constituidas, su demografía, sus actividades productivas y su historia.
Pájaro de siete colores (Passerina ciris). Foto: Nery Jurado/Fundación Defensores de la Naturaleza
Reinita alidorada (Vermivora chrysoptera). Foto: Nery Jurado/Defensores de la Naturaleza
También se actualizó un inventario de los anfibios y reptiles que habitan el lugar y se generó una base de datos unificada, con información social, biológica y ecológica, la cual está disponible para quien quiera consultarla en la institución. La ficha RAMSAR actualizada ya se entregó al Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), entidad responsable de enviarla a la Convención RAMSAR, comenta Heidy.
Trabajar en la dirección correcta
“El Plan Maestro es el instrumento de planificación técnica y financiera que rige al área protegida. Es la guía en la que los usuarios pueden encontrar y conocer qué tipo de actividades están permitidas. También sirve a los administradores para identificar las amenazas del sitio, los elementos de conservación a los cuales deben dirigir los esfuerzos y lo mejor es que en nuestro caso es una planificación participativa”, asegura Heidy.
“La Fundación Defensores de la Naturaleza no redacta este plan a su antojo y conveniencia, hay todo un proceso metodológico establecido que permite a las comunidades y a quienes trabajan en el territorio, brindar su opinión. Esto a su vez, hace que las actividades autorizadas sean más acertadas y que en determinado momento puedan ser apoyadas y acuerpadas por todos los involucrados, tanto a nivel comunitario como institucional”, añade.
¿Cuántos fondos se necesitan para administrar un área protegida?
Árboles denominados “pioneros”: Sauce (Salix humboldtiana) y Pitos (Erythrina glauca) crecen a orillas del río Polochic. Foto: Fundación Defensores de la Naturaleza
Según explica Heidy, para administrar y conservar un sitio natural protegido como el RSVBP se requieren aproximadamente Q1.2 millones al año.
Por eso es importante tener un plan financiero. Este instrumento posibilita identificar las fuentes de recursos -las cuales pueden ser públicas, privadas, municipales e internacionales- para obtenerlos.
La Fundación Defensores de la Naturaleza utilizó la herramienta MARFin para obtener un análisis de la recaudación necesaria y/o del presupuesto disponible para el RVSBP en los últimos cinco años. Se determinó que para un escenario ideal la organización debería recaudar Q2 millones por año para el área; Q1.8 para un escenario regular, y Q1.6 para uno pesimista.
Sin embargo, debido a que cuando hicieron este análisis no había pandemia, Heidy considera que la situación que afrontarán será difícil y tendrán que modificar algunas de las estrategias que tenían planificadas.
“Tenemos que ser creativos para identificar las estrategias verdes de conservación a ejecutar y que podrían atraer la atención de los donantes. También debemos ser habilidosos para efectuar nuevas propuestas de desarrollo comunitario vinculadas a la temática ambiental y que contribuyan a satisfacer las nuevas necesidades que la pandemia haya desencadenado”, dice la profesional.
¿Cuáles son los desafíos que sacó a luz la pandemia?
Según Heidy, la pandemia hizo más sensible la pobreza y visibles los problemas y carencias que ya existían. “Con la pérdida de empleos es muy probable que las personas vuelvan a subsistir haciendo uso de la naturaleza y si sus prácticas no estaban basadas en la sostenibilidad, volverán a la tala y pesca ilegal, o a querer abarcar más áreas de bosque para cultivar. Al agudizarse las necesidades básicas de trabajo, salud, alimento y educación, el reto estará en apoyar a las comunidades para que cambien los patrones de comportamiento que afecten la biodiversidad”.
Luis Gonzalo Barrientos Rey, ingeniero ambiental y actual director del Refugio de Vida Silvestre Bocas del Polochic, añade que muchas personas de las comunidades asentadas en el área de influencia del sitio están regresando a ellas, porque no hay trabajo.
No obstante, dice Luis, existe la oportunidad de comenzar a trabajar con ellos los conceptos de adaptación y resiliencia. “Estuve conversando con líderes comunitarios del municipio de El Estor y les hablé de no solo pedir o ejecutar obras grises, sino proyectos productivos que involucren a mujeres y jóvenes, porque las nuevas generaciones están demandando espacio físico para construir sus casas o para trabajar. Entonces hay que perfilar actividades sostenibles que eviten el uso indiscriminado de los servicios ambientales que ofrece la biodiversidad del refugio y también empezar a promover el tema de la gestión de riesgos”.
Algo positivo de esa reunión con el consejo municipal, comenta Luis, es la sorprendente respuesta de los Consejos Comunitarios de Desarrollo, cuyos líderes se mostraron anuentes a participar en pro de la conservación y el bienestar común.
¿A qué elementos de conservación del RVSBP deben dirigirse las tareas de protección?
El RVSPB enfrenta muy altas amenazas tales como la agroindustria, el aumento demográfico y la deforestación. Sus amenazas altas son las descargas residuales, los incendios forestales, la minería, las ocupaciones de terrenos y la sobrepesca. Y otros desafíos los constituyen la ganadería (amenaza media), la cacería y la expansión de especies exóticas invasoras (amenazas bajas), explica Heidy.
Por lo tanto, añade la bióloga, el esfuerzo deberá ser enfocado a los corredores biológicos, a los bosques, a los cuerpos de agua, a las especies emblemáticas de animales como los manatíes, monos aulladores, lagartos y tortugas. Asimismo, a incentivar el desarrollo de medios de vida sostenibles que permitan hacer uso racional de las especies de plantas que crecen en el lugar y que brindan leña, seguridad alimentaria y nutricional, así como ingresos económicos a las comunidades.
El mar en los ojos de Bildo: Un historia por la pesca de Belice

Excerpts are optional hand-crafted summaries of your content that can be used in your theme. In principio creavit Deus caelum et terram. Propterea sicut per unum hominem in hunc mundum peccatum intravit et per peccatum mors et ita in omnes homines mors pertransiit in quo omnes peccaverunt. Iustificati igitur ex fide pacem habeamus ad Deum per Dominum nostrum Iesum Christum. Omnes enim peccaverunt et egent gloriam Dei.
Continuar leyendoMujeres del SAM. Impactos positivos a escala

Excerpts are optional hand-crafted summaries of your content that can be used in your theme. In principio creavit Deus caelum et terram. Propterea sicut per unum hominem in hunc mundum peccatum intravit et per peccatum mors et ita in omnes homines mors pertransiit in quo omnes peccaverunt. Iustificati igitur ex fide pacem habeamus ad Deum per Dominum nostrum Iesum Christum. Omnes enim peccaverunt et egent gloriam Dei.
Continuar leyendoEl bienestar de los ecosistemas insulares requiere el manejo de las especies exóticas invasoras

Charranes y una garceta tricolor descansan en la Laguna X’tacún de la Isla Cozumel, en Quintana Roo. Foto: Lucy Calderón
Por Lucy Calderón
Considerados entre los sitios más ricos en cantidad y diversidad de especies de animales y plantas que los habitan -muchas de las cuales solo ahí pueden encontrarse por ser endémicas-, los sistemas insulares mexicanos o superficies naturales de tierra rodeadas de agua, tienen un incalculable valor ecológico que los hace merecedores de protección contra los daños que les ocasionan las especies exóticas invasoras.
Precisamente con el fin de adoptar medidas específicas para la prevención y detección oportuna del arribo de fauna y flora exótica que afecta la biodiversidad nativa de un territorio, el Grupo de Ecología y Conservación de Islas, A. C. (GECI) participó en la décima convocatoria del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (Fondo SAM) y resultó ganador para ejecutar el proyecto “Formulación Participativa del Protocolo de Bioseguridad de Isla Cozumel”.
GECI es una asociación civil mexicana dedicada a la restauración ecológica y la conservación del territorio insular de su país de origen. Tiene más de 20 años de trayectoria y cuenta con una amplia colaboración de profesionales e instituciones nacionales e internacionales. Sus oficinas centrales están ubicadas en Ensenada, Baja California y, aunque sus miembros han trabajado en la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro y el Parque Nacional Arrecife Alacranes, fue gracias al apoyo del Fondo SAM que concretaron la posibilidad de incursionar en Isla Cozumel, situada frente a la costa del Estado de Quintana Roo.
Con los recursos que GECI recibió del Fondo SAM, y en estrecha colaboración con el Ayuntamiento de Cozumel (2016-2018), la Subsecretaría Técnica de Desarrollo Sustentable de la Subdirección de Ecología, así como con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), responsable del Parque Nacional Arrecifes de Cozumel y Área de Protección de Flora y Fauna Isla Cozumel, efectuaron la formulación participativa del protocolo de bioseguridad de esa isla. La integración del documento contó con el respaldo y consenso de los diversos sectores de la isla. Ahora solo queda pendiente que su implementación sea obligatoria.
De izq. a derecha: Guadalupe Díaz, Mariam Latofski Robles, María del Mar Garciadiego San Juan, Lizbeth Lara integrantes de GECI. Foto cortesía: GECI
Para conocer más sobre este proyecto, impulsado por el Fondo SAM, en el Arrecife Mesoamericano, conversamos con Mariam Latofski Robles y María del Mar Garciadiego San Juan, directora de desarrollo y coordinadora de proyectos de bioseguridad, en GECI, respectivamente.
¿Qué motivó a los integrantes de GECI a participar en el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo SAM?
Mariam: La Subsecretaría Técnica del Ayuntamiento de Cozumel -que conoce nuestro trabajo- nos contactó porque tenían el interés de trabajar la bioseguridad y restauración ecológica en su isla. Ellos conocían de la convocatoria del Fondo SAM y nos motivaron a que enviáramos nuestra propuesta.
¿Para cubrir qué rubros de su proyecto les fue útil el financiamiento obtenido del Fondo SAM?
Mariam: El financiamiento sirvió para organizar talleres de capacitación e información, reuniones y visitas a los actores clave de la isla. A través de los talleres identificamos los puntos críticos por donde pudiera darse una posible incursión de una especie exótica invasora; y después nuestro equipo iba a los sitios y hacía más entrevistas a las personas que los administran, como el aeropuerto o el puerto. De esta manera determinamos los riesgos de introducción de las especies invasoras y las medidas de prevención más adecuadas para ser implementadas por los diversos actores.
María del Mar: Parte de los fondos también los usamos para difundir material de comunicación sobre el proyecto y el protocolo de bioseguridad, porque siempre hay que mantener informadas a las personas de lo que se está haciendo. La educación ambiental es indispensable para la implementación de programas de bioseguridad, ya que representa un cambio en los hábitos para todos los que visitamos la isla. Además, el manejo de las especies invasoras siempre ha sido un tema controversial, porque a pesar de que se conozcan los daños que las especies ocasionan a todos los habitantes de la isla (personas, animales y plantas), no se tiene información suficiente sobre cómo proceder o llega a haber oposición, sobre todo con el manejo de especies próximas al humano como perros y gatos. Hay quienes se reúsan a adoptar medidas de prevención y adaptación o no saben cómo actuar al respecto.
Presentación del proyecto “Formulación Participativa del Protocolo de Bioseguridad de Isla Cozumel” a actores clave. Foto cortesía: GECI
Taller realizado con la Cooperativa pesquera de Isla Cozumel. Foto cortesía: GECI
Asistentes al taller participativo con autoridades del aeropuerto, muelles y navieras de Cozumel. Foto cortesía: GECI
Taller participativo con prestadores de servicios turísticos. Foto cortesía: GECI
¿Qué significa adoptar medidas de bioseguridad en una isla?
Mariam: El conjunto de medidas que se toman para proteger a los ecosistemas insulares se llama bioseguridad insular. Se trata de un tema amplio, porque abarca desde políticas públicas, hasta las medidas que todos los habitantes del sitio deben adoptar para prevenir la llegada de especies exóticas invasoras y preservar la biodiversidad local.
Tanto la concreción de políticas públicas, como trabajar con personas a través de educación ambiental constituyen dos retos diferentes, que requieren procesos largos y complejos.
¿Fue entonces difícil elaborar el protocolo de bioseguridad para Isla Cozumel?
María del Mar: Las asociaciones civiles como GECI cumplimos con la función de facilitar procesos, actuamos como intermediarios. En este caso, mediamos entre el Ayuntamiento y los distintos sectores de esta isla -que es la más poblada de México-, para determinar cuáles son las medidas de bioseguridad más apropiadas que se deben llevar a la práctica.
Sin embargo, hablar de protocolos de bioseguridad en México es algo reciente. Y aunque nuestra organización tiene más de dos décadas de trayectoria y hemos participado en la mayoría de los proyectos de restauración ecológica en islas del país, estábamos enfocándonos en responder a un problema existente, es decir, la presencia de animales invasores. No obstante, a través de los años, ese enfoque se ha vuelto más proactivo y, en la actualidad, incluye evitar la llegada de más especies exóticas. Por tal razón, estamos tratando de construir los protocolos de bioseguridad de manera social y participativa, para buscar que sea un tema del que se apropien las comunidades y al que se le dé más prioridad.
Mariam: La gran fortuna de este proyecto es que se realizó de forma participativa. Los cozumeleños se preocupan por su isla, por lo que hubo interés y participación de muchas empresas, asociaciones e instituciones de gobierno, así como de la academia y la comunidad, en los talleres que impartimos. Además, aunque por falta de tiempo y recursos económicos el protocolo no se pudo implementar, varios de los asistentes a las charlas que organizamos nos han expresado su intención de llevar a la práctica lo que les sea posible, y lo harán de forma voluntaria, porque el documento aún no es de cumplimiento obligatorio.
¿Cuáles son las especies exóticas más dañinas que hay en Isla Cozumel?
Mariam: Entre las especies más dañinas que hay en la isla están los gatos, las ratas, el cerdo vietamita, las boas, la casuarina y el pez león. Y sus impactos en la salud humana y animal, así como en la economía son grandes. Por ejemplo, las ratas comen de todo. Son capaces de acabar con frutos, semillas, huevos, aves, reptiles, insectos, entre otros. Nada las detiene. También pueden soportar rangos amplios de temperatura, se adaptan rápidamente a cualquier ecosistema y por eso son tan exitosas para sobrevivir. Su estrategia reproductiva las ayuda. Se sabe que con una rata preñada que llegue a una isla, en un año puede haber cinco mil.
Para conocer la lista de especies exóticas invasoras en Cozumel puede descargar este PDF.
¿Qué tan fácil o complicado es efectuar el manejo de especies invasoras?
María del Mar: Cozumel es la isla con más especies invasoras en México y es uno de los casos más complejos de abordar, porque también es la isla con el mayor número de habitantes y visitas de turistas nacionales y extranjeros por año. Esto hace que la ruta de introducción de especies dañinas sea muy amplia.
Mariam: Las islas son de gran importancia por su rica biodiversidad y endemismo. Además, son más vulnerables a la llegada de especies exóticas invasoras porque las especies nativas, al no haberse enfrentado nunca en su historia evolutiva a las exóticas, no tienen mecanismos para defenderse de ellas. Y las exóticas, que se caracterizan por ser excelentes depredadoras, de fácil adaptación a entornos y situaciones, y alimentarse de lo que sea, disminuyen o acaban rápidamente con las poblaciones de especies locales, endémicas o no, las cuales son bastante frágiles. Otro impacto negativo de la presencia de las especies exóticas es que transmiten enfermedades tanto a otros animales como a las personas.
El punto a favor de las islas es que, al ser ecosistemas cerrados, se puede trabajar en ellas y erradicar o controlar a las especies invasoras que las estén habitando, pero previamente hay que asegurarse de que no habrá una reintroducción, esa es la importancia de la bioseguridad. Así aseguramos que el retorno de inversión en las acciones de restauración sea alto. Lo que hace falta son los recursos para implementar las medidas.
¿Cómo piensan lograr la implementación del protocolo de bioseguridad?
Mariam: Hemos estado solicitando financiamiento a diversas organizaciones para obtener los recursos que se requieren. Mientras tanto, le dejamos una copia del protocolo de bioseguridad de Isla Cozumel a todos los participantes y al Comité de Planeación para el Desarrollo Municipal, que se encarga de velar porque algunos proyectos tengan seguimiento, a pesar del cambio de autoridades locales. Algo positivo es que el tema sí les interesó a los integrantes de los 13 sectores que participaron en nuestros talleres, entonces consideramos que no lo dejarán en el olvido.
María del Mar: Hubo apropiación del proyecto por parte de las casi 60 personas que participaron en el proceso de elaboración del protocolo, incluida la gente del Ayuntamiento. Además, los habitantes de Cozumel tienen sentido de identidad y orgullo de su territorio, por lo que tenemos la confianza de que contribuirán a lograr la implementación del protocolo de bioseguridad.
Resumen del Protocolo de Bioseguridad de Isla Cozumel elaborado por GECI.
La conectividad ecológica es clave en el ciclo de vida de las especies que habitan el Arrecife Mesoamericano

Peces conocidos como chromis azules nadan en los arrecifes de coral del Refugio de Vida Silvestre Punta de Manabique en Guatemala. Foto: Sergio Hernández/CONAP
Por Lucy Calderón
Atraído por el atractivo del mar y por querer entender su fuerza, Eloy Sosa-Cordero cursó una licenciatura en oceanología en la Universidad Autónoma de Baja California y una maestría en ecología marina en el Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE), situado en Baja California. Gradualmente, su interés y campo de acción los dirigió hacia las pesquerías, porque según explica, de estas hay muchos aspectos por estudiar.
“Al principio, me llamó la atención cómo la producción de huevecillos que dan lugar a alevines y larvas, culminan convirtiéndose en peces de interés comercial que son capturados para consumo humano. Luego, pasé a efectuar monitoreos de pesca y, en la actualidad, estoy encuestando a pescadores para saber cómo está su salud y su situación económica y necesidades básicas debido a la pandemia provocada por el COVID-19. Esta es la primera vez, en mis 30 años de trayectoria en el sector pesquero, que hago una encuesta de este tipo y cuyos resultados serán incluidos en el primer reporte sobre las condiciones actuales de los pescadores del Caribe mexicano, que publicará El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), del cual coordino la Unidad de Chetumal”, explica Eloy.
Eloy también relata que en 2004 colaboró con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés), una agencia científica del Departamento de Comercio de los Estados Unidos. En esa ocasión, un grupo de investigadores de La Florida que estudiaba el reclutamiento del atún rojo también se interesó por conocer si en el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) había áreas de desove para esa especie.
Otra razón que los motivaba a obtener ese tipo de información es que, con el cambio climático, las especies pueden variar las áreas a donde llegan a dejar sus huevecillos, por lo que empezaron a hacer investigaciones de larvas y juveniles. Como la esposa de Eloy, la maestra en ciencias e investigadora Lourdes Vásquez-Yeomans es experta en ecología y estadios tempranos de peces, junto con la NOAA realizaron proyectos conjuntos, monitoreos de la costa y en el mar abierto usando cruceros: “una combinación muy buena pero que requiere muchos recursos”, explica Eloy.
A raíz de esa participación con la NOAA, surgió el tema de la conectividad ecológica, es decir, la importancia de conocer la conexión que pueda haber entre áreas y especies marinas del SAM. Entonces, ECOSUR -en conjunto con el Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (Fondo SAM)-, organizaron talleres sobre la temática.
Eloy comenta que a partir de esos talleres y con el apoyo del Fondo SAM se consolidó un espíritu de cooperación muy bueno y se comenzó la ejecución colaborativa de los Ejercicios de Conectividad en el Mesoamericano (ECOME) en el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), que lidera ECOSUR.
Primera reunión de la Red de ECOME que se formó en 2010. Foto: MAR Fund
¿Qué es un ECOME?
Personas que participaron en un ECOME en el Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam, México preparan los colectores que usarán para capturar postlarvas. Foto cortesía: ECOSUR
Un ECOME es un ejercicio de monitoreo que se efectúa simultáneamente a nivel regional, en los cuatro países que abarca el SAM (México, Guatemala, Belice y Honduras), y en el que participa el personal de las áreas marinas protegidas de cada lugar.
El objetivo es colocar colectores (especie de bolsas cilíndricas) en los sitios en donde se considera que habrá postlarvas de peces, y atrapar algunas de ellas, para conocer la abundancia (o cantidad) y la riqueza (o diversidad) de especies -ya sea de interés comercial o ecológico- que hay en las zonas seleccionadas.
Aunque con bastantes limitaciones económicas y de personal, los ECOME se realizan anualmente en el SAM desde 2013, en al menos dos áreas marinas protegidas por país, indica Eloy y hasta la fecha se han hecho nueve ECOME.
En 2018, ECOSUR sometió al Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo SAM el proyecto Monitoreo Participativo del Reclutamiento de Peces de Arrecife: indicador de conectividad en el Arrecife Mesoamericano y resultó ganador. Gracias a los fondos recibidos, se pudieron llevar a cabo dos ECOME simultáneos en dos áreas por país participante -uno en octubre de 2018 y otro en marzo de 2019- y esto es un gran logro, añade Eloy.
También se efectuaron tres talleres. Dos con los pescadores de México y uno en Belice, con el personal de áreas protegidas de los cuatro países. “A los pescadores les explicamos el ciclo de vida de los peces, es decir, cómo los huevecillos dan lugar a larvas; como estas viajan por el océano y luego regresan a la costa como postlarvas para su crecimiento. Además, les indicamos en qué consisten los ECOME y los invitamos a que participen con nosotros en futuros estudios de este tipo. Algo que nos dio mucho gusto fue que, además de personas ligadas a los grupos comunitarios, asistieron las esposas de los pescadores, quienes son menos tímidas y preguntan y preguntan hasta que comprenden bien un tema”, explica Eloy.
El taller dirigido al personal de áreas protegidas se enfocó en capacitarlos en el uso de equipo oceanográfico, en específico, de los sensores para medir la temperatura del agua, los cuales se adquirieron para el proyecto y se entregaron a representantes de cada área participante.
Taller realizado con pescadores en el Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam, México. Foto cortesía: ECOSUR
En el taller realizado en Xcalak, los representantes de las áreas naturales protegidas aprendieron a reconocer las especies de peces en estadio de postlarvas. Foto cortesía: ECOSUR
¿Cuándo se realiza un ECOME?
Participantes del ECOME realizado en Bacalar Chico, Belice efectúan la revisión de los colectores. Foto cortesía ECOSUR
Se ha visto que -en la temporada de luna nueva, cuando está oscuro-, es cuando las pequeñas larvas que eclosionaron de los huevecillos puestos por sus padres durante la luna llena regresan a la costa, después de haber sido transportadas por las corrientes hacia sitios lejanos, indica Eloy.
“Y cómo es de sabia la naturaleza -añade Eloy-. En este período oscuro, las larvas que lograron sobrevivir al hambre o a sus depredadores, retornan -convertidas en postlarvas- a sus zonas de crianza, entre manglares y pastos marinos, hasta que alcanzan el tamaño adecuado para reproducirse nuevamente. Y este ciclo se repite cada año. Entonces, tres o cinco días antes de la luna nueva se colocan los colectores en los sitios seleccionados y se revisan diariamente hasta cuatro o cinco días después de la fase lunar citada”.
Para este proyecto, apoyado por el Fondo SAM, todos los participantes por país revisaban los colectores entre 6.30 y 9.30 de la mañana, y como hicieron un grupo de WhatsApp, se contaban por esa vía cómo les había ido y se enviaban fotografías de las larvas colectadas. “Crear esta red de apoyo, bastante alentadora, también fue un objetivo del proyecto”, comenta con entusiasmo Eloy.
Participantes del taller efectuado en Punta Gorda, Belice. Foto cortesía: ECOSUR
¿Qué es lo especial de un ECOME regional y participativo?
Los colectores se suben a la superficie dentro de una bolsa que facilita su traslado. Foto cortesía: ECOSUR Locación: Roatán, Honduras
Todos los participantes usan el mismo tipo de equipo de colecta y siguen la misma metodología para recabar las muestras. Efectúan el ejercicio en las mismas fechas, horas y de ser posible a las mismas profundidades, por lo que posteriormente pueden hacer comparaciones. Para lograr esto, se difundieron protocolos de trabajo realizados por el personal de ECOSUR y NOAA. Gracias a la información obtenida de los ECOME, se logra determinar, por ejemplo, la cantidad de ejemplares que se capturó de una especie de postlarva; si hay mayor número de especies comerciales o herbívoras; establecer la diversidad existente de las especies colectadas y conocer los fenómenos o procesos que puedan estar afectando la presencia de estas en las áreas seleccionadas, entre otros temas, explica el licenciado en acuicultura Sergio Hernández, del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) en Guatemala, quien participó en el proyecto.
¿Qué pasa luego de la colecta de postlarvas?
Existe un protocolo para realizar los ECOME. Cuando se captura una especie desconocida, esta se preserva en alcohol para enviarla a ECOSUR donde la investigadora Lourdes Vásquez-Yeomans, quien es la experta en la temática, pueda realizar los estudios genéticos que permitirán identificar a aquellas especies cuyo reconocimiento visual es difícil, explica Hernández.
En cambio, cuando se captura a una especie conocida, solo se le toma una foto junto a una regla para medir su tamaño, se procede a identificarla y luego es devuelta al mar. Para ello, se cuenta con un catálogo de identificación de larvas, el cual es un soporte técnico para la identificación de distintas especies de peces.
Especies incluidas en el catálogo de especies del ECOME, realizado por Lourdes Vásquez-Yeomans. Foto cortesía: ECOSUR
¿Qué resultados obtuvieron de este ECOME regional?
Debido a que desde 2013 y al menos una vez al año se ha hecho un ECOME en el SAM (aunque con algunas variaciones, según las posibilidades de cada área), ya hay registros históricos para muchas de las zonas que participaron en este proyecto financiado por el Fondo SAM.
Los colectores que usamos son selectivos, baratos y sencillos, por lo que solo capturan algunas especies de peces. Los de importancia comercial que solemos encontrar y hallamos en esta ocasión fueron pargos, roncos y mojarras. Los de importancia deportiva fueron jacks y palometas y los de importancia ecológica, loros, cirujanos y botetes, explica Eloy.
En el caso de México y Honduras, vimos que la abundancia de peces loros ha incrementado, lo cual es una buena señal, porque tienen un papel importante para los arrecifes. Ellos se comen las algas y evitan que, al cubrir los corales, estos mueran por falta de luz y nutrientes, explica Eloy.
También detectamos ciertas coincidencias. Por ejemplo, cuando hay mucho sargazo disminuye el número de postlarvas y juveniles pequeños que llegan a los colectores. No sabemos exactamente la causa, pero nos llama la atención que coincida con el fenómeno del sargazo, indica el profesional.
Sargazo presente en Bacalar Chico, Belice Foto cortesía: ECOSUR
En Guatemala, Sergio comenta que los sitios Sarstún y Punta de Manabique son bastante diferentes a las demás áreas marinas protegidas que participaron en el ECOME regional, porque los arrecifes están a más profundidad y se necesita equipo de buceo para efectuar las inmersiones, colocar los colectores y luego retirarlos. “Las labores en estas dos áreas demandan mucho más trabajo, hasta para llegar a los sitios seleccionados para la colecta”, explica Eloy, quien añade que: “la riqueza de especies en Guatemala es significativa, porque aporta información sobre algunas especies que solo en ese país han sido registradas durante los ECOME, entre ellas, el lábrido (Halichoeres socialis)”.
Una barracuda en el Refugio de Vida Silvestre Punta de Manabique. Guatemala. Foto: Sergio Hernández/CONAP
Peces conocidos como chromis azules nadan en los arrecifes de coral del Refugio de Vida Silvestre Punta de Manabique en Guatemala. Foto: Sergio Hernández/CONAP
¿Qué importancia tiene un ECOME y para qué sirven sus resultados?
Ejemplo de un mapa de las áreas marinas protegidas que participan en el ECOME y muestra de peces encontrados. Foto cortesía: ECOSUR
Eloy comenta que, al hacerse un monitoreo al mismo tiempo en diversas áreas, se puede conocer qué tan similares son los procesos que ocurren en cada una de ellas.
Sergio explica que, con base en los resultados obtenidos, se pueden adoptar medidas para que haya ordenamiento pesquero, se evite la sobrepesca y la contaminación de mares y océanos; se capacite a los pescadores para que no capturen a los peces en su etapa reproductiva y contribuyan a conservar las áreas de manglares y pastos marinos, esenciales para la crianza y crecimiento de peces de interés comercial.
“Es más, evidenciando los sitios donde haya mayor diversidad de especies se promueve aún más la investigación de estas y su conservación. La información colectada también se puede compartir con otras instituciones que trabajen en la protección de áreas marinas y recursos pesqueros. Se pueden planificar mejor las acciones a emprender para mejorar el manejo de las zonas de no pesca cercanas a los arrecifes de coral y así seguir fomentando la conservación marina”, agrega Sergio.
¿Dónde encontrar los resultados de los ECOME hechos a la fecha?
Catálogo compilado por Lourdes Vásquez-Yeomans, de ECOSUR. Foto cortesía: ECOSUR
Eloy indica que los representantes de cada área protegida que participa en un ECOME registran en su propia base de datos los resultados obtenidos del ejercicio. Pero también en ECOSUR existe un repositorio de información el cual es actualizado constantemente por la maestra en ciencias Vásquez-Yeomans, quien ha hecho un catálogo de las especies encontradas en las áreas marinas protegidas del SAM que han participado en el ejercicio.
Para más información pueden escribir a Eloy al correo electrónico esosa@ecosur.mx
En los sectores turístico y hotelero: “No hay que confundir el lujo con el desperdicio”

Las buenas prácticas ambientales en hoteles y restaurantes contribuyen a conservar la naturaleza y sostener la economía. Foto: Cintia Landa/Locación: Isla Chica, Holbox. Muelle Tiburón Ballena
Por Lucy Calderón
Cada vez son más los pequeños, medianos y grandes empresarios que, al vivir del turismo, están reconociendo la importancia de la preservación de los recursos naturales que los rodean, porque estos, además de hacer atractivo el sitio donde viven, los ayudan a atraer clientela y mantener la economía.
Por eso, integrantes de la organización civil Casa Wuayúu, sometieron a la décima convocatoria del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (Fondo SAM), una propuesta enfocada a dar seguimiento a la primera fase de un proyecto con operadores turísticos que habían iniciado con anterioridad, y resultaron ganadores.
Integrantes de la organización civil Casa Wayúu. Foto cortesía: Casa Wayúu
Implementación de Buenas Prácticas en Sostenibilidad para la Operación Turística en Holbox es el nombre del proyecto que, con los fondos recibidos, ejecutaron entre mayo de 2018 y julio de 2019. En este se inscribieron y pagaron una cuota mínima de participación 17 hoteles y dos restaurantes. Sin embargo, debido a problemas internos de cada empresa, de los hoteles, solo 12 terminaron el programa anual de capacitación ambiental que se desarrolló.
Pero ¿por qué enseñar buenas prácticas de sostenibilidad a los hoteleros y restauranteros de la isla de Holbox? Porque Holbox es una isla del norte de la península de Yucatán -en el estado de Quintana Roo, México- situada dentro del Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam -un tesoro biológico invaluable-. Y es el principal motor económico del municipio Lázaro Cárdenas al que pertenece, explica el ingeniero industrial y consultor Fernando Del Valle, a quien Casa Wayúu contrató para implementar el proyecto.
Playa de la zona hotelera de la isla de Holbox. Foto: Cintia Landa
“Además, porque, aunque hay muchas facilidades para llevar a este paradisiaco lugar todos los insumos necesarios para el turismo, no ocurre lo mismo cuando se trata de extraer los residuos que se generan por esta actividad económica. Toneladas de basura se acumulan desde hace años en un basurero a cielo abierto próximo a un manglar. Los lixiviados contaminan el suelo, subsuelo, mantos freáticos y tarde o temprano estos contaminantes llegan al mar. También hay proliferación de fauna nociva tal como moscas, cucarachas y ratas, y a su vez, se pueden observar garzas, espátulas de mar y otras aves marinas alimentándose de los desechos ahí apilados, lo cual seguramente está alterando sus hábitos de vida y salud”, explica Del Valle.
“La falta de conciencia ambiental ha provocado muchos problemas de saturación de los servicios básicos con los que cuenta la isla”, añade Eduardo Pacheco Cetina, licenciado en turismo e integrante de Casa Wayúu. “Incluso, durante la época en que se ejecutó el proyecto, en el basurero se quemaban los desechos. Pero eso no es todo, cuando se supo que la isla tendría un plan de manejo, muchos se apresuraron a iniciar construcciones, sin tomar en cuenta los impactos al medio ambiente. De esa cuenta, los habitantes de la isla hemos padecido el colapso del sistema de drenajes, fallas en el servicio de energía eléctrica y la acumulación de basura en las calles cuando, por ejemplo, el camión recolector deja de funcionar por alguna falla mecánica”, relata Pacheco.
Alejandra Serrano, también integrante de casa Wayúu, añade que entre los grandes obstáculos para preservar los recursos naturales de Holbox están la corrupción y la especulación de la tierra. “Siempre llegan actores que quieren ganar más dinero metiendo más presión al ecosistema, haciendo más cuartos de hotel y no ha habido autoridad que verifique los permisos de construcción ni vigile la protección de los manglares. Y aunque en Casa Wayúu trabajamos siempre en colaboración con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), esta institución está cada vez más desarticulada y con menos autoridad”, afirma.
Todo lo anterior motivó a Fernando Del Valle y a los integrantes de Casa Wayúu, a implementar el programa de buenas prácticas en sostenibilidad para el sector turístico de la isla.
Uno de los objetivos fue disminuir la cantidad de residuos sólidos que se generan, especialmente, en el sector hotelero y de restaurantes. También promovieron la adecuada disposición final de los residuos y la importancia ambiental y económica que tiene efectuar una gestión sostenible de los recursos, porque esta impacta positivamente no solo la naturaleza sino en los bolsillos de los empresarios, concordaron los entrevistados.
Camino de la zona hotelera de Holbox. Foto: Cintia Landa
¿Cómo seleccionaron a los participantes?
Una estrategia que facilita el acercamiento con los posibles participantes de un proyecto es contar con el respaldo de una institución local de prestigio, explican Del Valle y Pacheco.
Por eso, su propuesta de trabajar con operadores turísticos la presentaron a la Asociación de Hoteles de Holbox, de la cual Pacheco es miembro, y todas las empresas que se inscribieron en el programa pertenecen a esta.
De acuerdo con Pacheco, el haber visto de primera mano el colapso de los servicios básicos en la isla y saber que un giro en la forma de operar podría contribuir a evitar más problemas, incentivó a los dueños y gerentes de hoteles y restaurantes a participar.
Embarcaciones turísticas en el Muelle Tiburón Ballena. Foto: Cintia Landa
¿Qué temas se abordaron durante el programa ambiental?
Entre las actividades y talleres que se organizaron hubo charlas de concienciación ambiental; de ahorro de agua y energía, reciclaje, disminución y buen manejo de residuos sólidos y residuos peligrosos. Estos últimos son los que, por ley, en México tienen la característica CRETI, es decir, son corrosivos, reactivos, explosivos, tóxicos e inflamables o biológico-infecciosos. Asimismo, se enseñó a medir la huella de carbono para contribuir a mitigar los efectos del cambio climático, explica Del Valle.
Para lograr la mayor asistencia posible a las charlas, se hizo una alianza con la Casa de la Cultura de Holbox, que propició un espacio para impartir la misma conferencia por la mañana y por la tarde. Además, hubo ocasiones en las que el facilitador llegaba a las instalaciones de los hoteles más grandes y/o con espacio para reunir a su personal y así asegurarse de que todos estuvieran presentes, refiere el consultor.
Taller en la Casa de la Cultura enfocado a gerentes para la creación de una política de sustentabilidad. Foto cortesía: Fernando Del Valle
¿Cuáles fueron los comentarios o reacciones de los participantes ante las charlas y capacitación recibidas?
La mayoría se mostraba asombrada. Dijeron desconocer los materiales que se pueden reciclar y el impacto positivo que el reciclaje tiene en la salud de personas y ecosistemas. Tampoco conocían la importancia de los manglares, explica Del Valle.
Algo bueno fue que los gerentes aceptaron que el personal a su cargo llevara al hotel, los residuos clasificados que hubiera generado en su casa, para luego darles el adecuado manejo final. Hubo quienes se animaron a pedir las presentaciones PowerPoint para enseñarlas a sus hijos y motivarlos a hacer cambios en su casa. Estas presentaciones también les quedaron a algunos gerentes para que puedan mostrarlas posteriormente a sus empleados, indica Del Valle.
Charla de manejo de residuos sólidos impartida en el hotel Villas Paraíso del Mar. Foto cortesía: Fernando del Valle
¿Cómo se logra el cambio de actitud en la gente para la implementación de buenas prácticas ambientales?
Tuvimos que ser muy asertivos para comunicarnos y para que no consideraran como exámenes las entrevistas iniciales que hicimos sobre su forma de operar; o para que no vieran como más trabajo, los cambios que tendrían que hacer. Se debe generar confianza y empatía, comenta Del Valle.
El profesional también indica que el compromiso de la gerencia de cada establecimiento es vital. Por ejemplo, cuando se le pregunta a una camarista el por qué sigue usando determinado producto químico en lugar de uno biodegradable, muchas veces responde “porque es el que nos dan”.
“Por eso, a los gerentes se les debe motivar al cambio, haciéndoles notar el ahorro económico que este les traerá. Entonces, hasta les brillan los ojos e implementan las buenas prácticas”, asegura Del Valle.
Charla sobre cambio climático en la Casa de la Cultura de Holbox. Foto cortesía: Fernando Del Valle
“No hay mejor residuo que el que no se genera”
Cuando comenzó su consultoría, Del Valle identificó que había hoteles que ofrecían a sus huéspedes agua en pequeñas botellas de plástico o que les entregaban, dentro de una bolsa plástica, todos los insumos de higiene personal que pudieran usar durante su estadía. En el área de restaurantes también tenían la costumbre de usar vasos, platos y cubiertos desechables.
Luego de la asesoría impartida, se logró que los hoteles sustituyeran la botella de plástico por una de vidrio retornable; también colocaron jarras y vasos de cristal en las habitaciones, y en sitios clave del recinto, instalaron dispensadores de agua para que el mismo huésped se sirviera. Los popotes o pajillas desechables las descartaron por completo.
En cuanto a quiénes son los huéspedes más difíciles de convencer sobre las buenas prácticas que se implementan en un hotel, Del Valle opina que son los locales. “Ellos son los más exigentes y te dicen: quiero más toallas, cambie estas y las sábanas todos los días, deje siempre funcionando el aire acondicionado…. Pero momento, no hay que confundir el lujo con el desperdicio. ¿Tú crees que este huésped cambia todos los días las tollas o las sábanas en su casa?”, enfatiza el consultor.
Los hoteles tienen que saber comunicar a sus huéspedes, con anticipación, cuáles son sus políticas, para que al llegar estos no se sorprendan y contribuyan a cumplir los lineamientos que al final son de beneficio para todos, añade Del Valle.
¿Cómo se evalúan los cambios?
La medición de resultados se realiza por medio de un recorrido en las principales áreas operativas de los negocios participantes: Gerencia, Mantenimiento, Alimentos y Bebidas, Lavandería y Habitaciones, las cuales pueden variar dependiendo del tipo de hotel o restaurante.
Práctica de regulación de caudales de grifos lavamanos en el hotel Casa Tiburón. Foto: Fernando Del Valle
Según Del Valle, los criterios que revisan del check list se basan en buenas prácticas ambientales orientadas al correcto manejo del recurso energético (energía eléctrica y Gas Licuado de Petróleo -GLP-), manejo del agua y de productos químicos, reducción de residuos sólidos y peligrosos, así como la forma en que comunican al cliente, huésped, proveedores y colaboradores, las prácticas ambientales que realizan en el negocio.
Por medio de la observación de las prácticas citadas, la entrevista a los trabajadores o la revisión de documentación escrita sobre sus procesos es que se evalúa cada área. Dependiendo del grado de cumplimiento se asigna el valor de un punto, medio punto o cero a cada uno de dichos criterios. La suma de estos puntajes se traduce en los porcentajes de cumplimiento que cada empresa alcanza.
Para que las personas respondan con la verdad, se les informa que no se trata de un examen, sino de una conversación para conocer la forma en que trabajan, con el objetivo de identificar qué cambios requieren realizar, explica el profesional.
Durante este proceso, Del Valle se dio cuenta de que las mujeres son más receptivas a las sugerencias y nuevas formas de hacer las cosas. “Considero que esta apertura de mente tiene mucho que ver con el tema de la maternidad, porque quienes son madres tienden a actuar pensando en sus hijos, nietos y familia en general. Por ejemplo, con las camaristas se trabajó para que supieran cómo informar a los huéspedes las razones por las cuales debían regular la temperatura del aire acondicionado o apagarlo mientras la habitación estuviera vacía. Ellas también contribuyeron a recolectar las tapitas de refrescos para una campaña en favor de personas con cáncer. En definitiva, el departamento de más cumplimiento de criterios fue el de camaristas y con el que se complicó un poquito más trabajar, fue el de mantenimiento”.
¿Qué impactos se midieron después de concluido el programa de capacitación?
De acuerdo con el informe de resultados del proyecto, durante la primera evaluación de implementación, las empresas graduadas tuvieron un promedio de cumplimiento del 46% en la aplicación de buenas prácticas ambientales, finalizando un año después con un promedio de cumplimiento del 83%.
Y, por ejemplo, los hoteles y restaurantes, de un consumo de energía eléctrica de 14.24 KwH antes del programa, pasaron a 9.37 KwH, lo que representa una diferencia del 35 por ciento, es decir, un ahorro de 1,098,438.37KwH anuales.
Ese ahorro anual de energía se traduce en 639.29 de toneladas de dióxido de carbono equivalente no emitidas, que es como haber sacado de circulación a 219.6 automóviles, que en promedio recorren unos 15 mil kilómetros al año. Con esa energía ahorrada se podría dotar de energía eléctrica, durante un año, a 105 casas de cuatro habitantes. Y en términos monetarios, podemos indicar que se ahorraron 3,075,627.44 pesos mexicanos, explica Del Valle.
¿De qué manera se constata o se ayuda a que las buenas prácticas se sigan practicando?
Se generó un manual de implementación de buenas prácticas ambientales, con la herramienta del check list y también están las presentaciones de cada charla, indica Del Valle.
Para refrendar es necesario dar seguimiento, explica el profesional, y según comenta, platicando con personas de cuatro hoteles con quienes trabajó, le han manifestado estar contentas, porque han recibido buenos comentarios de los huéspedes, en las aplicaciones para viajeros en la que pueden buscar recomendaciones de dónde alojarse.
No obstante, señala Del Valle, lo ideal sería que la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Holbox pusieran entre sus estatutos que, para ser socios de cada una de estas entidades, los candidatos deben cumplir con el manual de buenas prácticas citado. De hecho, las presidentas de ambas asociaciones firmaron una carta en la que se comprometieron a difundir e implementar las buenas prácticas entre sus asociados. Esperamos que este compromiso se concrete, concluye.
Personal de hoteles y restaurantes que participó en el programa ambiental de Casa Wayúu recibió su diploma y los acompañan los líderes de la capacitación. Foto cortesía: Eduardo Pacheco Cetina
Pescadores de manjúa y camarón en el Caribe de Guatemala urgen apoyo para mejorar su situación de vida actual

Familia que participa en la pesca de manjúa en el Caribe de Guatemala. Foto cortesía: APROSARSTÚN
Por Lucy Calderón
Conocer las condiciones en las que viven las comunidades del Caribe de Guatemala, con el objetivo de ayudarlas a mejorar sus medios de subsistencia -a través de propuestas de sus propios habitantes-, motivó a la Asociación Maya Pro-Bienestar Rural del Área Sarstún (APROSARSTUN), a participar en la décima convocatoria del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (Fondo SAM) y resultó favorecida.
“Promoviendo la gestión sostenible de la zona marina y costera de la región Sarstún”, es el nombre del proyecto que obtuvo financiamiento del Fondo SAM y gracias al cual pudieron efectuar dos consultorías.
Con la primera consultoría realizaron un estudio socioeconómico a las familias que se dedican a la pesquería de manjúa en la aldea Baltimore y el caserío Río Salado Playa, del municipio de Livingston; y en la aldea Santa María del Mar, en el municipio de Puerto Barrios.
Con la segunda consultoría generaron un plan de alternativas económicas para las comunidades pesqueras de camarón y manjúa en las comunidades antes mencionadas y en cinco barrios de Livingston: Comunidad Nueva Delhi La Ceiba, Barrio Julhá, Barrio Buena Vista La Esperanza, Barrio Creek Chino y Barrio Vista Hermosa.
Para conversar sobre este proyecto, José Domingo Caal, coordinador general de APROSARSTÚN, concedió una entrevista. Sus respuestas están basadas en el informe técnico final que la organización presentó al Fondo SAM.
¿Cómo eligieron a las comunidades donde hicieron las consultorías?
R/ Son comunidades que se dedican a la pesca, que tienen influencia en el área del río Sarstún y a las cuales hemos apoyado con otros proyectos. Ahora, los barrios visitados para la segunda consultoría, es la primera vez que trabajamos con ellos.
Sin embargo, nos dimos cuenta de que para trabajar de mejor manera con estas comunidades y saber cómo ayudarlas, nos hacía falta información relacionada con la faena a la que se dedican: la pesca de manjúa -especie también conocida popularmente como anchoa o sardina (Anchoa lyolepsis) familia Engraulidae.
Es importante mencionar que este tema pesquero es delicado en la zona, porque sumado a la escasez del recurso, los pescadores tienen conflictos entre ellos. ¿La razón? Tratar de proteger a las especies de peces comerciales que aún hay en el área cercana a sus comunidades y no permitir que alguien de otra localidad llegue a pescar a las suyas o a las zonas que están preservando.
Además, los pescadores consideran que la captura de manjúa es insostenible, porque el arte de pesca que se usa en estos casos -llamado chinchorro-, arrasa con todo. Y como a su vez, la manjúa es alimento para las especies de peces de las que ellos dependen económicamente, cuando esta se pesca, se altera la cadena alimenticia y el equilibrio biológico de la zona.
Por otro lado, queríamos saber si la pesca de manjúa es rentable y si las personas que se dedican a esta faena lo hacen de forma exclusiva o si realizan otras actividades económicas para su sustento diario. También era importante conocer cómo están organizados y con qué infraestructura de servicios básicos cuentan en su comunidad.
¿Cuáles son los principales hallazgos de la primera consultoría realizada?
R/ Con base en los tres diagnósticos comunitarios que incluyó la primera consultoría se pudo establecer que las comunidades -cuyos habitantes son de origen Maya Q’eq’chi’ y mestizos- a pesar de ser vecinas y dedicarse a la pesca de manjúa tienen distinto nivel organizacional y de desarrollo.
El caserío Río Salado Playa y la aldea Baltimore son cien por cien dependientes de la pesquería de manjúa. También, lamentablemente, ambas carecen de acceso a tierras para cultivo y de los servicios básicos necesarios para una vida digna. Los niños y niñas pueden llegar a cursar hasta sexto grado de primaria, porque es hasta ese grado que se imparte la educación formal en sus localidades.
En el caso particular de Baltimore, prevalece la inseguridad alimentaria. Hay indicadores de desnutrición crónica en su población, y como consecuencia, varios niños y jóvenes están en grados escolares no acordes a sus edades, quizás por una baja capacidad de aprendizaje. Este problema genera otros, como lo son la deserción escolar -especialmente de las niñas-, quienes solamente esperan que alguien pida su mano para uniones libres o matrimonios.
La aldea Santa María del Mar ha diversificado sus fuentes de ingresos y, según relato de los líderes, en los últimos años varias familias han abandonado la pesca debido a que ya no es rentable para cubrir las necesidades básicas del hogar. Actualmente, son pocas las familias que conservan equipos de pesca de manjúa; sabéis de tres que realizan la faena y cuatro pescan jurel, caracol burro y otras especies de peces, pero de forma paralela se dedican a la albañilería, el comercio, la agricultura de autoconsumo, el cultivo de rambután para la venta, o trabajan en el mantenimiento de chalets privados, entre otras actividades.
La pesquería de manjúa es rentable solo durante una temporada, aproximadamente de noviembre a abril. Sin embargo, para llevarla a cabo se requiere de un cayuco o lancha con motor, contar con dinero para la compra de combustible y material para la pesca, (por ejemplo, el arte de pesca cuesta entre Q12 mil y Q14 mil), pagar a las personas que irán en la embarcación y adquirir la sal para conservar la manjúa. Además, cuando el producto no se logra vender en Livingston, los pescadores deben viajar hasta Puerto Barrios o Río Dulce y esto les genera más gastos.
¿Cómo podrían estas comunidades mejorar sus condiciones de vida?
R/ Durante las visitas de campo y reuniones que llevó a cabo la consultora que contratamos, se identificaron, junto con las comunidades, algunas propuestas para mejorar su situación actual. Entre ellas, el fortalecimiento organizacional de los pescadores y el establecimiento de un centro de acopio de manjúa y pescado seco salado. También mejorar las condiciones de saneamiento, en especial en las comunidades de Baltimore y Río Salado Playa.
Se propuso implementar un sitio de turismo comunitario en la aldea Baltimore y un programa de huertos familiares con distintas alternativas de cultivo, apoyar la siembra de especies frutales específicamente en la aldea Santa María del Mar, y la elaboración de tejidos típicos por parte del comité de mujeres de la aldea Baltimore. Otras alternativas son producir artículos para el uso del hogar y también para vender, tales como jabones, champús, desinfectantes y velas.
¿Cuál es el papel de las mujeres en la pesca de manjúa?
R/ Ellas apoyan a sus esposos en todas las actividades que requiere la pesca. Reparan chinchorros, salen a pescar, incluso con sus niños en brazos, a quienes resguardan del sol en la parte frontal de la embarcación (proa). Hasta que estos niños alcanzan la edad escolar o solo si tienen hermanos mayores, los dejan en su casa. Al regresar de la jornada pesquera son principalmente las mujeres, niños y niñas quienes se ocupan del proceso de lavar, salar y secar la manjúa.
Señora de la comunidad de Baltimore que repara chinchorros. Foto cortesía: APROSARSTÚN
¿Cuáles fueron los principales retos de la consultoría para elaborar un plan de alternativas económicas para las comunidades pesqueras de camarón y manjúa?
R/ Fue complicado obtener la información, porque como las personas entrevistadas trabajan para los barcos camaroneros, ellas pensaban que con sus respuestas podrían afectar los intereses de los dueños de las embarcaciones.
Además, en los barrios del área urbana de Livingston no habíamos trabajado antes y no nos conocían. Para hacer la consultoría, primero nos acercamos con los integrantes de los Consejos Comunitarios de Desarrollo de cada barrio y les explicamos qué íbamos a hacer y en qué forma. Así fue como gradualmente alcanzamos el nivel de confianza requerido para comenzar el trabajo de campo.
¿Cuáles fueron las alternativas económicas propuestas por los pescadores de camarón y manjúa?
R/ Hubo 17 alternativas económicas que surgieron durante los ejercicios que se trabajaron con ambos grupos de pescadores y las 9 priorizadas son: crianza y engorde de tilapias, crianza y engorde de cerdos, crianza de gallinas ponedoras, crianza y engorde de pollos, producción de pan, molino de nixtamal, huertos familiares, corte y confección, y producción de camarón de agua dulce.
Reunión del comité de mujeres del Barrio Creek Chino. Foto cortesía: APROSARSTÚN
Taller de socialización y validación de alternativas económicas para los pescadores de manjúa y camarón. Foto cortesía: APROSARSTÚN
Ahora que APROSARSTÚN tiene esta información ¿cómo piensan ayudar a concretar las propuestas que plantearon los pescadores?
R/ Como APROSARSTÚN adquirimos el compromiso de darle seguimiento a los planteamientos de los pescadores, con apoyo de otras instituciones y de la Municipalidad de Livingston. También estamos tratando de obtener fondos, pero es algo que lleva tiempo.
Por el momento, entregamos dos estufas en la aldea de Baltimore para la preparación de las refacciones escolares de los niños y estamos tratando de obtener fondos para dotar de una estufa mejorada a las familias que lo necesiten en esa misma localidad.
¿Qué tan significativo fue el financiamiento que recibieron del Fondo SAM? R/ Estamos muy agradecidos con el aporte que recibimos. Gracias a ese dinero pudimos hacer las dos consultorías de las que hablamos. Esto representa una fortaleza para APROSARSTÚN, nos deja un aprendizaje.
Sin embargo, como el presupuesto no nos alcanzó para fortalecer a los líderes comunitarios a través de talleres y capacitaciones, esta es otra tarea que tenemos pendiente.
Lo positivo de esta experiencia es que pudimos trabajar en sitios y con sectores de la población con los que no habíamos tenido contacto. Los informes técnicos con los datos recabados los compartimos con la Municipalidad de Livingston, para motivarlos a que nos apoyen con el seguimiento de los casos y en concretar alguna de las alternativas económicas priorizadas por los propios habitantes de las comunidades y los barrios urbanos.
En síntesis, ya sabemos cuáles son las necesidades de la gente y cómo quisieran salir adelante. Solo nos queda buscar alianzas y los recursos financieros para contribuir con ellas a mejorar su situación de vida actual.