Promueven en comunidades isleñas de Honduras el cuidado de sitios de desove de peces
Sitio de verificación en Utila. Foto: Andrea Izaguirre/BICA-Utila
Por Lucy Calderón
En las Islas de la Bahía, Honduras hay sitios de desove de peces cuya existencia debía ser confirmada por los científicos locales para determinar cómo protegerlos y la manera en que se podía involucrar en esta tarea a las comunidades aledañas.
Después de una exhaustiva investigación que incluyó la consulta de referencias bibliográficas y cartas náuticas antiguas, así como entrevistas a pescadores artesanales, dichos sitios fueron identificados y se determinó a cuáles era factible llegar para corroborar su ubicación. Posteriormente, se buceó en ellos y se tomaron fotografías subacuáticas para documentar los alrededores.
Sitio de verificación en Guanaja. Video de GoPro/ BICA-Guanaja
Según explica la bióloga Gisselle Brady, coordinadora de programa en Bay Islands Conservation Association capítulo Roatán (BICA-Roatán), las áreas de desove que a ella y a sus colegas de BICA en Utila y Guanaja, Honduras les interesaba conocer, eran las de pargos y meros. Por eso, sometieron a la décimo segunda convocatoria de proyectos del Programa de Pequeñas Donaciones del Mesoamerican Reef Fund (MAR Fund) su propuesta: Trabajando con comunidades isleñas para el mejoramiento de sitios de desove en las Islas de la Bahía, y resultaron seleccionados.
Con los fondos recibidos tuvieron la oportunidad de emplear la misma metodología de investigación -comentada anteriormente- en las tres islas hondureñas, y en el caso de Guanaja y Roatán consiguieron la validación de las coordenadas de los sitios de desove por parte de los pescadores. Este apoyo no es fácil de conseguir, resalta Gisselle, puesto que en la mayoría de casos, los pescadores creen que al verificarse los puntos donde los peces se reúnen para reproducirse, ellos ya no podrán pescar y en consecuencia sus ingresos económicos se verán afectados.
Sitio de verificación en Guanaja. Foto: Gisselle Brady/BICA-Roatán
Gisselle añade que en la época en que los peces se congregan para reproducirse están enfocados en ello y es cuando sus depredadores y también los pescadores aprovechan para capturarlos.
Cristina Cáceres, directora ejecutiva del capítulo BICA-Guanaja, comenta que el pescador que los apoyó en la búsqueda de los sitios de desove conoce toda la zona y a sus colegas pescadores, por lo que logró obtener información certera. “Identificar a un líder de la comunidad y ganarse su confianza, con honestidad, es vital para lograr que las demás personas se sientan motivadas a participar”, comenta Cristina.
Ella también añade que una de las razones que motivaron al pescador septuagenario a colaborar con ellos es que él recuerda cómo era en su infancia la rica biodiversidad del lugar donde nació y creció, la compara con la realidad actual a escala general y debido a que desea contribuir a la supervivencia de las especies de peces que han sustentado a su familia, entonces participa con los investigadores. “Es un hombre que activamente ha procurado la conservación y protección de su comunidad”, comenta Cristina.
¿Cómo proteger los sitios de desove de peces?
Braulio Gutiérrez, ingeniero ambiental, y director ejecutivo de BICA-Utila, explica que, a la fecha, el plan de manejo de las áreas protegidas donde se encuentran algunos de los sitios de desove identificados durante este proyecto impulsado por MAR Fund en el arrecife mesoamericano, la cuota de pesca no está definida por especie ni tamaño de pez, solo indica que se puede pescar con anzuelo y “línea”.
La entidad de Gobierno que debería velar por la protección de los sitios de desove tiene poca presencia institucional, dice Braulio, debido a su limitado capital humano y financiero. Por eso, aunque los pescadores artesanales hacen un esfuerzo mayor para sobrevivir, reciben poco o nulo respaldo, lo cual los orilla a vender sus productos a menor precio.
Científica comunitaria Yarihela Leiva, implementa el monitoreo (desembarcos) a pescadores artesanales en la comunidad de Punta Gorda en la Isla de Roatán. Foto: BICA-Roatán
Debido a esa ausencia institucional, Gisselle comenta que trabajaron con las comunidades más cercanas a los sitios de desove. También identificaron la necesidad de que se establezca un ordenamiento pesquero y una declaratoria de manejo para dichos lugares, cuya protección debe ser por temporadas, para evitar impactar a los pescadores.
¿Cómo apoyar a los pescadores artesanales?
Sitio de verificación en Utila. Foto: Andrea Izaguirre/BICA-Utila
Braulio comenta que en Utila, la más pequeña de las Islas de la Bahía, el espacio es reducido como para pensar en dedicarse a la agricultura u otros medios de subsistencia. Los proyectos turísticos tampoco son una alternativa viable porque la oferta llegaría a ser superior a la demanda.
En Roatán, otra fuente de ingresos es el turismo, porque a esta isla arriban cruceros y personas interesadas en bucear. Mientras que, en Guanaja, aunque la pesca representa el 90 por ciento de los ingresos de los pescadores, cuando es época de veda ellos se dedican a la construcción o albañilería.
De tal manera, dice Braulio, la mejor opción para los pescadores de las tres islas sería que las instancias de Gobierno y organizaciones ambientales pertinentes se enfocaran en impulsar una pesca más sostenible.
Mientras eso ocurre, con el aporte que BICA recibió de MAR Fund pudo comprar combustible para efectuar el monitoreo de los sitios de desove de peces identificados, comprar cámaras subacuáticas para documentarlos, pagar los honorarios de los científicos y personas que contribuyeron a recabar la información y producir material de comunicación para concienciar a los habitantes de las comunidades a velar por la conservación de los mismos.
También se produjo la campaña “size matters” (la talla importa) que tiene como objetivo concienciar a los pescadores sobre la talla adecuada que deben tener los peces para ser capturados y no impactar en su ciclo reproductivo. Invirtieron fondos en software interactivo para hacer disecciones con los alumnos de las escuelas de las tres islas y se visitó a los pescadores en los sitios en donde estaban desembarcando su producto para hablarles sobre por qué la talla de los peces importa.
Según Gisselle y colegas, este proyecto solo fue el inicio, aún hacen falta muchas acciones por realizar, como continuar con los monitoreos de los sitios, las capacitaciones a pescadores y niñez de la zona para que transformen su relación con la naturaleza, así como compartir toda la información recabada con este proyecto, a través de publicaciones científicas indexadas.