Pescadores de manjúa y camarón en el Caribe de Guatemala urgen apoyo para mejorar su situación de vida actual
Familia que participa en la pesca de manjúa en el Caribe de Guatemala. Foto cortesía: APROSARSTÚN
Por Lucy Calderón
Conocer las condiciones en las que viven las comunidades del Caribe de Guatemala, con el objetivo de ayudarlas a mejorar sus medios de subsistencia -a través de propuestas de sus propios habitantes-, motivó a la Asociación Maya Pro-Bienestar Rural del Área Sarstún (APROSARSTUN), a participar en la décima convocatoria del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (Fondo SAM) y resultó favorecida.
“Promoviendo la gestión sostenible de la zona marina y costera de la región Sarstún”, es el nombre del proyecto que obtuvo financiamiento del Fondo SAM y gracias al cual pudieron efectuar dos consultorías.
Con la primera consultoría realizaron un estudio socioeconómico a las familias que se dedican a la pesquería de manjúa en la aldea Baltimore y el caserío Río Salado Playa, del municipio de Livingston; y en la aldea Santa María del Mar, en el municipio de Puerto Barrios.
Con la segunda consultoría generaron un plan de alternativas económicas para las comunidades pesqueras de camarón y manjúa en las comunidades antes mencionadas y en cinco barrios de Livingston: Comunidad Nueva Delhi La Ceiba, Barrio Julhá, Barrio Buena Vista La Esperanza, Barrio Creek Chino y Barrio Vista Hermosa.
Para conversar sobre este proyecto, José Domingo Caal, coordinador general de APROSARSTÚN, concedió una entrevista. Sus respuestas están basadas en el informe técnico final que la organización presentó al Fondo SAM.
¿Cómo eligieron a las comunidades donde hicieron las consultorías?
R/ Son comunidades que se dedican a la pesca, que tienen influencia en el área del río Sarstún y a las cuales hemos apoyado con otros proyectos. Ahora, los barrios visitados para la segunda consultoría, es la primera vez que trabajamos con ellos.
Sin embargo, nos dimos cuenta de que para trabajar de mejor manera con estas comunidades y saber cómo ayudarlas, nos hacía falta información relacionada con la faena a la que se dedican: la pesca de manjúa -especie también conocida popularmente como anchoa o sardina (Anchoa lyolepsis) familia Engraulidae.
Es importante mencionar que este tema pesquero es delicado en la zona, porque sumado a la escasez del recurso, los pescadores tienen conflictos entre ellos. ¿La razón? Tratar de proteger a las especies de peces comerciales que aún hay en el área cercana a sus comunidades y no permitir que alguien de otra localidad llegue a pescar a las suyas o a las zonas que están preservando.
Además, los pescadores consideran que la captura de manjúa es insostenible, porque el arte de pesca que se usa en estos casos -llamado chinchorro-, arrasa con todo. Y como a su vez, la manjúa es alimento para las especies de peces de las que ellos dependen económicamente, cuando esta se pesca, se altera la cadena alimenticia y el equilibrio biológico de la zona.
Por otro lado, queríamos saber si la pesca de manjúa es rentable y si las personas que se dedican a esta faena lo hacen de forma exclusiva o si realizan otras actividades económicas para su sustento diario. También era importante conocer cómo están organizados y con qué infraestructura de servicios básicos cuentan en su comunidad.
¿Cuáles son los principales hallazgos de la primera consultoría realizada?
R/ Con base en los tres diagnósticos comunitarios que incluyó la primera consultoría se pudo establecer que las comunidades -cuyos habitantes son de origen Maya Q’eq’chi’ y mestizos- a pesar de ser vecinas y dedicarse a la pesca de manjúa tienen distinto nivel organizacional y de desarrollo.
El caserío Río Salado Playa y la aldea Baltimore son cien por cien dependientes de la pesquería de manjúa. También, lamentablemente, ambas carecen de acceso a tierras para cultivo y de los servicios básicos necesarios para una vida digna. Los niños y niñas pueden llegar a cursar hasta sexto grado de primaria, porque es hasta ese grado que se imparte la educación formal en sus localidades.
En el caso particular de Baltimore, prevalece la inseguridad alimentaria. Hay indicadores de desnutrición crónica en su población, y como consecuencia, varios niños y jóvenes están en grados escolares no acordes a sus edades, quizás por una baja capacidad de aprendizaje. Este problema genera otros, como lo son la deserción escolar -especialmente de las niñas-, quienes solamente esperan que alguien pida su mano para uniones libres o matrimonios.
La aldea Santa María del Mar ha diversificado sus fuentes de ingresos y, según relato de los líderes, en los últimos años varias familias han abandonado la pesca debido a que ya no es rentable para cubrir las necesidades básicas del hogar. Actualmente, son pocas las familias que conservan equipos de pesca de manjúa; sabéis de tres que realizan la faena y cuatro pescan jurel, caracol burro y otras especies de peces, pero de forma paralela se dedican a la albañilería, el comercio, la agricultura de autoconsumo, el cultivo de rambután para la venta, o trabajan en el mantenimiento de chalets privados, entre otras actividades.
La pesquería de manjúa es rentable solo durante una temporada, aproximadamente de noviembre a abril. Sin embargo, para llevarla a cabo se requiere de un cayuco o lancha con motor, contar con dinero para la compra de combustible y material para la pesca, (por ejemplo, el arte de pesca cuesta entre Q12 mil y Q14 mil), pagar a las personas que irán en la embarcación y adquirir la sal para conservar la manjúa. Además, cuando el producto no se logra vender en Livingston, los pescadores deben viajar hasta Puerto Barrios o Río Dulce y esto les genera más gastos.
¿Cómo podrían estas comunidades mejorar sus condiciones de vida?
R/ Durante las visitas de campo y reuniones que llevó a cabo la consultora que contratamos, se identificaron, junto con las comunidades, algunas propuestas para mejorar su situación actual. Entre ellas, el fortalecimiento organizacional de los pescadores y el establecimiento de un centro de acopio de manjúa y pescado seco salado. También mejorar las condiciones de saneamiento, en especial en las comunidades de Baltimore y Río Salado Playa.
Se propuso implementar un sitio de turismo comunitario en la aldea Baltimore y un programa de huertos familiares con distintas alternativas de cultivo, apoyar la siembra de especies frutales específicamente en la aldea Santa María del Mar, y la elaboración de tejidos típicos por parte del comité de mujeres de la aldea Baltimore. Otras alternativas son producir artículos para el uso del hogar y también para vender, tales como jabones, champús, desinfectantes y velas.
¿Cuál es el papel de las mujeres en la pesca de manjúa?
R/ Ellas apoyan a sus esposos en todas las actividades que requiere la pesca. Reparan chinchorros, salen a pescar, incluso con sus niños en brazos, a quienes resguardan del sol en la parte frontal de la embarcación (proa). Hasta que estos niños alcanzan la edad escolar o solo si tienen hermanos mayores, los dejan en su casa. Al regresar de la jornada pesquera son principalmente las mujeres, niños y niñas quienes se ocupan del proceso de lavar, salar y secar la manjúa.
Señora de la comunidad de Baltimore que repara chinchorros. Foto cortesía: APROSARSTÚN
¿Cuáles fueron los principales retos de la consultoría para elaborar un plan de alternativas económicas para las comunidades pesqueras de camarón y manjúa?
R/ Fue complicado obtener la información, porque como las personas entrevistadas trabajan para los barcos camaroneros, ellas pensaban que con sus respuestas podrían afectar los intereses de los dueños de las embarcaciones.
Además, en los barrios del área urbana de Livingston no habíamos trabajado antes y no nos conocían. Para hacer la consultoría, primero nos acercamos con los integrantes de los Consejos Comunitarios de Desarrollo de cada barrio y les explicamos qué íbamos a hacer y en qué forma. Así fue como gradualmente alcanzamos el nivel de confianza requerido para comenzar el trabajo de campo.
¿Cuáles fueron las alternativas económicas propuestas por los pescadores de camarón y manjúa?
R/ Hubo 17 alternativas económicas que surgieron durante los ejercicios que se trabajaron con ambos grupos de pescadores y las 9 priorizadas son: crianza y engorde de tilapias, crianza y engorde de cerdos, crianza de gallinas ponedoras, crianza y engorde de pollos, producción de pan, molino de nixtamal, huertos familiares, corte y confección, y producción de camarón de agua dulce.
Reunión del comité de mujeres del Barrio Creek Chino. Foto cortesía: APROSARSTÚN
Taller de socialización y validación de alternativas económicas para los pescadores de manjúa y camarón. Foto cortesía: APROSARSTÚN
Ahora que APROSARSTÚN tiene esta información ¿cómo piensan ayudar a concretar las propuestas que plantearon los pescadores?
R/ Como APROSARSTÚN adquirimos el compromiso de darle seguimiento a los planteamientos de los pescadores, con apoyo de otras instituciones y de la Municipalidad de Livingston. También estamos tratando de obtener fondos, pero es algo que lleva tiempo.
Por el momento, entregamos dos estufas en la aldea de Baltimore para la preparación de las refacciones escolares de los niños y estamos tratando de obtener fondos para dotar de una estufa mejorada a las familias que lo necesiten en esa misma localidad.
¿Qué tan significativo fue el financiamiento que recibieron del Fondo SAM? R/ Estamos muy agradecidos con el aporte que recibimos. Gracias a ese dinero pudimos hacer las dos consultorías de las que hablamos. Esto representa una fortaleza para APROSARSTÚN, nos deja un aprendizaje.
Sin embargo, como el presupuesto no nos alcanzó para fortalecer a los líderes comunitarios a través de talleres y capacitaciones, esta es otra tarea que tenemos pendiente.
Lo positivo de esta experiencia es que pudimos trabajar en sitios y con sectores de la población con los que no habíamos tenido contacto. Los informes técnicos con los datos recabados los compartimos con la Municipalidad de Livingston, para motivarlos a que nos apoyen con el seguimiento de los casos y en concretar alguna de las alternativas económicas priorizadas por los propios habitantes de las comunidades y los barrios urbanos.
En síntesis, ya sabemos cuáles son las necesidades de la gente y cómo quisieran salir adelante. Solo nos queda buscar alianzas y los recursos financieros para contribuir con ellas a mejorar su situación de vida actual.
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