Narcotráfico, minería y monocultivo amenazan el ecosistema manglar del Caribe guatemalteco

El Islote de los pájaros en Izabal está pronto a desaparecer, según el CECON. Fotos: Jesús Alfonso.
Por Francelia Solano
El ecosistema manglar de Guatemala está vinculado al de Honduras, Belice y México. Lo que le pase a uno le afecta al otro. En el Caribe guatemalteco hay actividades ilegales que destruyen una barrera natural y un sustento para familias que dependen del lugar. Nómada viajó al Lago de Izabal para comprobar tales amenazas y riesgos.
A la izquierda se ve un bosque de mangle deteriorado, dividido y poco frondoso. A la derecha todo lo contrario. Lo que diferencia uno del otro es su frontera: el primero pertenece a Guatemala, el segundo a Belice.
Los árboles parecen abrazarse unos con otros, sus ramas cruzadas se aferran al terreno pantanoso entre la tierra y el agua. Este bosque de mangle es la clave para que el Lago de Izabal, el más grande del país, no muera pronto y que tampoco termine la economía de un lugar que depende un 80% de él.
A pesar de ser tan necesario está siendo depredado frente a la mirada de las autoridades. El narcotráfico, la minería y el monocultivo como la palma africana, han dejado amordazados a los pobladores que no denuncian por miedo y ven cómo, poco a poco, el sustento de sus antiguas generaciones se desaparece.
Infografía: Diego Orellana Xocop
1. Los pescadores sin peces
La lancha brinca con más fuerza a las 2 de la mañana, hora en que los López salen a buscar peces. En una oscuridad cegante salen a probar suerte con sus redes. A veces, cuando son días buenos, encuentran una cantidad decente de peces, lo suficiente para que coma la familia. Otros días regresan con las manos vacías a casa.
Los López han sido por tradición una familia pesquera. Pero la contaminación del agua, la pesca ilegal y la depredación del sistema manglar (donde inicia el 80% de la vida marina) han hecho que no puedan subsistir solo con esto.
Cervando Eduah, un poblador de Sarstún, coincide con los López: Ya no se puede vivir de la pesca. Explica que han denunciado en varias ocasiones a las camaroneras que operan en Izabal.
La pesca camaronera es agresiva, cuenta Eduah, tienen redes que “parecen coladores”, donde incluso, las especies más pequeñas son atrapadas.
Este tipo de pesca es ilegal, según el artículo 80 de la Ley General de Pesca y Acuicultura, pero la Dirección de Normatividad de Pesca y Acuicultura (Dipesca), del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), no sanciona estas prácticas agresivas a pesar de que interrumpen el ciclo de reproducción de los peces. Además de ello tampoco hay sentencias o multas por depredar el mangle.
Oscar Santos, investigador de biología del Centro de Estudios Conservacionistas (CECON) de la Universidad de San Carlos de Guatemala, expone que en el mangle comienza la vida marina. La estructura de este ecosistema ayuda a que los peces se reproduzcan en el lugar, pues no permite la entrada de especies grandes, que suelen ser las depredadoras. Es acá donde pasan la primera etapa de su vida, hasta que son lo suficientemente grandes para salir al mar.
Por lo tanto, la falta de peces es alarmante.
La pesca ilegal deja sin peces a los pobladores que han vivido de esta actividad en el Lago se Izabal. Foto: Jesús Alfonso
Expone que además de la pesca agresiva, el poco interés del MAGA de actualizar las vedas (periodos donde se prohíbe la pesca por ser el tiempo de reproducción de cierta especie, para evitar su escasez) ha hecho que el ecosistema se deteriore.
Hay un esfuerzo por cambiar la situación por parte de los comunitarios de Barra Cocolí, una comunidad a 45 minutos de Livingston, Izabal, en el Caribe guatemalteco.
Hace un año, con un poco de financiamiento, lograron comenzar un proyecto de turismo, esto les ha permitido subsanar su problema económico, y a la vez recuperar lo que han perdido con el tiempo: una pesca regular.
Dentro de su proyecto buscan reforestar el mangle que había en su comunidad. Fernando López, residente de Cocolí, cuenta que reforestar el mangle no es una cosa fácil. Él y los otros 25 habitantes del lugar han recibido muchos cursos y aún así han fracasado con frecuencia.
El mangle es una planta compleja, pero sobre todo cara para reforestar, pues es a base de prueba y ensayo. La misma técnica que se usó en un lado puede que no funcione en otro.
Con su dedo, Fernando López señala unos tubos pvc incrustados en la orilla del lago. Recuerda que hace un año estaba llena de estos, pues dentro sembraban los propágulos —la semilla del mangle—. Ahora solo esos dos tubos guardan lo que quedó de una inversión cuantiosa.
Los habitantes de Cocolí explican que los tubos debían estar más llenos de propágulos, para aumentar la posibilidad de que se enraizaran y que unos se ayudaran con otros. Además, han aprendido que hay lugares más estables donde el mangle crece con más facilidad.
2. Solo el 30% del mangle sigue vivo
Desde 1950, en casi 70 años ha desaparecido el 70% del mangle en el territorio guatemalteco, demuestra The Nature Conservancy (TNC), en el estudio titulado “Biodiversidad Marina de Guatemala” (2009). Esto vulnera a las comunidades que viven de ella. Santos expone que la economía de Izabal se basa mayoritariamente en actividades ligadas a la riqueza hídrica del departamento.
El estudio titulado “Evaluación económica y cultural del mangle en el Caribe guatemalteco” realizado en 2017 por la Fundación para el Desarrollo y la Conservación (Fundaeco), expone que el 83% de los pobladores de Livingston y del río Sarstún consideran que sus ingresos provienen directa o indirectamente del mangle. Además, el 100% del sector pesquero cree que su trabajo depende directamente de la salud del ecosistema manglar.
Además, el Caribe guatemalteco está relacionado con al menos tres ecosistemas más: Los pastos marinos, las áreas boscosas y el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), la barrera de corales más grande del del Atlántico, que conecta a México, Belice, Guatemala y Honduras. La organización Arrecifes Saludables, en su Reporte de Salud del SAM, evidencia que la disminución de peces en Guatemala es alarmante, tan solo en 10 años las especies marinas solo ha sobrevivido un cuarto de la población marina y han dejado desprotegido el ecosistema.
Cada año disminuye aproximadamente un 1% la cobertura de manglar en territorio guatemalteco. Foto: Jesús Alfonso
Guillermo Gálvez, acuicultor e investigador de Fundaeco y encargado del monitoreo del manglar en el río Sarstún, dice que la conservación de estos cuatro ecosistemas está relacionada entre sí. Cada uno, es para el otro, una capa de protección ante eventos naturales. Un ejemplo de ello es que 100 metros de mangle pueden disminuir hasta un 90% la fuerza de un tsunami. De esta manera protegen no solo al bosque sino también a la gente que habita cerca del lugar.
3. Destrucción de la barrera natural
El ecosistema manglar es una barrera en muchas formas: además de ser un excelente protector contra los tsunamis, también evita la erosión de las costas.
Limpia el aire más que cualquier otro árbol. Entre sus funciones en la naturaleza está el ser un filtro para el agua que llega al ecosistema y sobre todo es el refugio y lugar de nacimiento de más del 80% de las especies marinas.
A pesar de su importancia, las municipalidades de Livingston y Puerto Barrios no tienen planes que protejan este ecosistema. Nómada intentó comunicarse con ambos alcaldes y ninguno quiso atender la entrevista.
El mangle es un filtro natural para el agua que llega a los ríos donde tienen presencia. Foto: Jesús Alfonso
Entre las amenazas que corre el árbol del mangle está la tala excesiva para la construcción de lugares turísticos, algunos de ellos incluso en áreas que son reserva natural del Estado, dentro de áreas protegidas.
Sobre ello, el director de la Oficina de Control de Áreas en Reservas del Estado (Ocret) en Izabal, Mario Lemus, cuenta que no es responsabilidad de esta oficina el vigilar qué hacen en los lugares que el Estado arrenda. Añade que ellos solo estudian el caso previo y no pueden dar seguimiento sobre el correcto uso de las áreas del Estado.
4. La búsqueda de una solución: la estrategia regional del mangle
El ecosistema manglar y el SAM están conectados en Guatemala, Honduras, México y Belice. Lo que suceda con uno de ellos puede tener repercusiones sobre el otro. Ahora no solo los ecosistemas, sino también los gobiernos y las organizaciones ambientalistas buscan estar comunicados a través de una Estrategia Regional de Conservación y Restauración de Manglares en el Arrecife Mesoamericano, la cual comenzaron a gestar hace un año.
Para que dicha estrategia llegue a cobrar vida se realizó una actividad de tres días, del 18 al 20 de septiembre de 2019 en la Ciudad de Guatemala, en la cual participaron 69 expertos de los 4 países. Después de las charlas y debates se inició un proceso para trabajar en una propuesta regional. Se espera que el próximo año se puedan dar a conocer los primeros pasos para guiar el trabajo de las autoridades en las cuatro regiones del SAM.
Steven Canty, biólogo marino, coordinador del Programa de Conservación Marina, del Smithsonian Institution y también coordinador de esta estrategia, cuenta a Nómada que este es un espacio de diálogo, pero también de compartir experiencias acerca de lo que se hace en cada país para preservar el mangle. Añade que con este intercambio de conocimientos pueden adoptarse nuevas medidas en cada país y ajustarlas a sus necesidades.
Anaité López, Jefe de ecosistemas del Instituto Nacional de Bosques (INAB), quien participó en este evento, explica que durante el evento se pudo ver que hay estrategias en México de restauración del mangle mejores que en Guatemala. A la vez, añade que en materia jurídica con el “Reglamento para el manejo sostenible del recurso forestal del ecosistema manglar”, este país está un paso adelante.
5. Narcotráfico, Minería y Monocultivos
Steven Canty comenta que son varios los problemas que afronta este ecosistema en el país. El primero de ellos es la agricultura en donde se utiliza una gran cantidad de productos químicos. Pedro Julio García, coordinador del Instituto de Investigaciones Hidrológicas de la Universidad de San Carlos, explica que al llover, el agua lava todos estos pesticidas del suelo y corren hacia el lago y los ríos llegando hasta el mangle.
Las raíces del mangle funcionan como depuradores de agua y comienzan a limpiar los pesticidas, pero cuando la cantidad de estos es tan grande, en cierto momento dejan de filtrar, porque exceden su capacidad. Esto deja vulnerables a ecosistemas que dependen de él para contar con agua limpia, como los arrecifes.
Es en este problema es donde inciden las empresas de monocultivos en Izabal, como la palma africana con la empresa Naturaceites y las bananeras como Del Monte. Pero este tipo de siembras agresivas no solo afectan la pureza del agua, también son invasivas. García explica que suele ser recurrente en las plantaciones de monocultivo el ampliar el territorio y aumentar una “hilera” de cultivo más, expandiendo su espacio y llegando a áreas de manglar.
Las actividades mineras, como las operaciones de la Compañía Guatemalteca de Níquel (CGN) también afectan el ecosistema manglar. El último estudio de aguas, realizado hace 10 años por la Universidad de San Carlos, constató que hay una fuerte presencia de metales pesados en el agua, el más agresivo: el plomo. Un investigador ambiental en la región, que prefiere guardar el anonimato, añadió que la única fuente de este tipo de metales es de la minera CGN.
La directora de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca Hidrográfica del Lago de Izabal y Río Dulce (AMASURLI), Maritza Aguirre, dice que esta institución no cuenta con estudios actualizados sobre metales pesados en el agua. Explica que análisis como estos requieren un equipo especializado y más presupuesto, algo que no tienen.
Infografía: Diego Orellana Xocop
Pedro Julio García, del CEMA, argumenta que en los animales marinos también se ha encontrado presencia de plomo y es más concentrado de acuerdo a la especie. Explica que la cadena alimenticia marina comienza con los peces más pequeños que son comidos por los más grandes. Algunos de estos son peces que se encuentran también en nuestra dieta y pueden tener altas concentraciones de este metal pesado, es decir que en nuestra comida puede haber presencia de pequeñas dosis de “veneno”.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el plomo es una sustancia química que se acumula en el cuerpo causando daños progresivos en la persona. No existe un nivel bajo de plomo del cual se pueda decir que no sea nocivo, es decir, que en pequeñas o grandes dosis este metal puede tener serias repercusiones en la salud. Este es considerado por la OMS como un veneno.
El tercer problema más notable es la ganadería. ¿La razón? Los ganaderos de la región suelen construir quineles que son “caminos” entre los humedales, es decir las zonas “pantanosas”. Esto para que las tierras se sequen y pueda crecer pasto con el paso del tiempo. Es ahí donde llevan a su ganado después de dos años.
Fuentes con conocimiento en el tema, que prefieren hablar en el anonimato, señalan que estas prácticas están íntimamente ligadas con lavado de dinero de los narcotraficantes de la zona. Ambas, en entrevistas separadas, concuerda en que la influencia de esta gente es tan grande en el lugar, que incluso hace poco tiempo la policía encontró una excavadora haciendo un quinel y en tres días y luego de pagar una multa de Q3,000 entregaron la máquina.
Los quineles son “ríos” artificiales que ayudan a secar los humedales. Estos más tarde son usados como suelo para ganadería. Foto: Jesús Alfonso
Coinciden con que si se hiciera un estudio del impacto que causa la interrupción de este ecosistema, las pérdidas se valorarían en Q100,000 o más. Sin embargo, las autoridades estatales, las organizaciones y los comunitarios se encuentran maniatadas ante la inoperancia de las autoridades en ese departamento.
Mario Lemus, director de Ocret, reconoce el problema que afrontan estos tres grupos de la región.
—La verdad, sí, pobrecitos los del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), porque no pueden denunciar nada por la presencia del narcotráfico, asegura.
6. Un sendero de plástico
Cada mañana los López, después de la pesca van a la orilla de su pequeña playa con arena blanca. Aunque a esa hora no es tan blanca, pues encuentran todo tipo de basura: botellas, pachas, empaques, productos de duroport, bolsas y una gran variedad de desechos plásticos.
Algunas veces recogen grandes costales, otras, solamente pequeñas bolsas. Y la basura está en todos lados: en medio de las raíces del mangle, flotando en el agua o sobre la arena.
Con lo recolectado, los López comenzaron un pequeño proyecto: un sendero de plástico entre el mangle. Después de recoger cada mañana los desechos de ese material, lo llevan al centro del mangle, donde hicieron un mirador en el que se pueden observar grandes áreas de Rhizophora mangle, mejor conocido como mangle rojo, que en la región tiene una característica: es un árbol chaparro, por la falta de fósforo en el área donde crecen.
Los López han construido un camino en medio del mangle con la basura que les llega cada mañana. Foto: Jesús Alfonso
El sendero con un grosor aproximado de 30 centímetros con 10 metros de largo es la suma del plástico que esta comunidad ha recibido por medio año. ¿De dónde viene ese plástico? De todos lados. encuentran etiquetas en inglés, algunos dicen hecho en Belice, México, Honduras o Guatemala. Estos cuatro lugares comparten conectividad hídrica.
El investigador Pedro Julio García cuenta que actualmente en la Universidad de San Carlos se realiza un proyecto de evaluación del agua. En los primeros muestreos encontraron en el Lago de Izabal una importante cantidad ftalatos. Este es un material que está presente principalmente en los plásticos suaves como los mamones de las pachas de los bebés, empaques de comida y botellas delgadas, por ejemplo.
Esto afecta directamente a los pobladores del lugar, que consumen y tienen contacto con el agua. En un estudio realizado por Environmental Science & Technology, los investigadores encontraron una relación entre abortos involuntarios y la presencia de ftalatos en la orina de las mujeres. En los hombres está vinculado con cáncer testicular y una baja en la producción de espermas.
Pero la falta de estudio profundo en la calidad de agua, la inexistencia de una ley de aguas y el poco compromiso de las municipalidades que colindan con el Lago de Izabal lo llevará a un agravio sin retorno.
Oscar Santos, quien monitorea el comportamiento del agua del Lago de Izabal, explica que este ha llegado a niveles altos de insalubridad. Afirma que si no se le da tratamiento lo antes posible a temas como el plástico, la aparición de la hydrilla (una planta no nativa del lago) y la contaminación del agua, se ponen en riesgo los ecosistemas que dependen de él, como el mangle y el arrecife.
Santos concluye que en diez años el lago podría verse “igual de afectado que el de Amatitlán” y con daños casi irreparables.
7. Castigos débiles
Al otro lado del escritorio la fiscal de delitos ambientales de la Ciudad de Guatemala, Aura Marina López, firma algunos papeles con cierta prisa. Llegan algunos trabajadores con carpetas en las manos para hacerle preguntas de algunos casos. Apresurada explica que el Ministerio Público (MP) es el encargado de llevar los casos que llegan como denuncias al MP.
La fiscal López dice que esta fiscalía no tiene los suficientes recursos para perseguir de oficio los delitos contra el Ambiente, específicamente sobre el mangle. Comenta que solo si les llega una denuncia ellos proceden a investigar. Se le pregunta sobre cuántas sentencias han logrado en el MP en relación al ecosistema manglar en cinco años.
—Ninguna, responde con seguridad.
Del otro lado de la pequeña oficina una persona dice: “sí, hay una sentencia”. Se refiere al caso en la Finca Salamanca en Escuintla que concluyó con una multa de Q20,000 y una reparación digna de Q5 millones en árboles normales. La fiscal López asegura que el mangle se reproduce solo, sin embargo, los expertos explican que tiene un crecimiento complicado y requiere cuidado y conocimiento.
El mangle guatemalteco en el río Sarstún es mucho menos frondoso. Foto: Jesús Alfonso
El lado beliceño de Sarstún está mejor conservado. Foto: Jesús Alfonso
Información pública del MP, revela que desde 2009 a la actualidad se han investigado más de 330 casos sobre especies protegidas, pero no se especifica de cuáles. Tan solo 6 de estas han llegado a una sentencia.
En dos de ellas se impusieron 5 años de cárcel, multa de Q20,000 y expulsión del país. En otros dos casos se condenó a 10 días de cárcel, en uno de ellos se colocó una multa de Q500 y en otro, una de Q1,000. En los últimos dos solo hubo una multa de Q2,000 y Q3,000 respectivamente.
La fiscalía de Delitos contra el Ambiente culpa al Conap, Ocret, Dicri y Diprona por su bajo desempeño. Hendryc Acevedo, director del Conap de Izabal, muestra una lista de 60 denuncias presentadas por esa institución, donde solo 3 no se han cerrado.
En Belice, al solo pasar unos metros después del río Sarstún, las cosas son diferentes. Si la autoridad detiene a una persona mientras daña este ecosistema de diferentes maneras, puede pasar hasta 20 años de cárcel y pagar multas de hasta US$100,000.
Guatemala premia el daño al ecosistema, Belice lo castiga.
Arrecife Mesoamericano, un activo natural que se debe asegurar

Peces Ángel (Pomacanthus paru) especies que habitan los arrecifes de Guatemala. Foto: Ana Giró/HRI.
Por Patricia González
La Iniciativa de Rescate de Arrecifes está trabajando para extender el seguro paramétrico a todo el Sistema Arrecifal Mesoamericano en un esfuerzo por proteger y conservar los arrecifes de coral a través de un financiamiento sostenible a largo plazo.
México, Belice, Guatemala y Honduras son los cuatro países que comparten el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), el cual se extiende por mil kilómetros de las costas caribeñas de dichas naciones. Es la barrera de arrecife de coral más grande del Atlántico que comprende una zona marina y costera que aporta al sustento económico de las comunidades de la región.
Los arrecifes de coral son de los ecosistemas más diversos del planeta, y a la vez, de los más amenazados. Por ejemplo, debido al cambio climático, enfrentan riesgos como tormentas, inundaciones y huracanes.
Ante tal situación, la Iniciativa Mesoamericana de Rescate de Arrecifes (RRI, por sus siglas en inglés) que es coordinada por el Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (MAR Fund, por sus siglas en inglés), busca la protección y conservación de los arrecifes coralinos mediante acciones innovadoras que permitan asegurar el financiamiento sostenible y de largo plazo para su restauración, a través de la creación de un fondo de emergencia y un seguro paramétrico para arrecifes.
La RRI tiene como objetivo incrementar la resiliencia y la capacidad de recuperación de sitios de arrecifes del SAM y de sus servicios ambientales y culturales, por medio del desarrollo de capacidades de las comunidades, regulaciones, incentivos económicos y sostenibilidad financiera.
¿Qué es un seguro paramétrico?
Integrantes del Comité Técnico de la Iniciativa Mesoamericana de Rescate de Arrecifes durante su reciente reunión en Guatemala, en noviembre 2019. Foto: Eddy Chamalé/Viatori
Un seguro paramétrico para arrecifes es un mecanismo financiero innovador que permitirá cubrir los costos de las acciones de respuesta rápida para identificar y atender los daños en arrecifes después del impacto de un huracán.
Salvador Pérez, especialista en definir soluciones para el manejo de riesgos basado en métodos matemáticos y consultor para la RRI de MAR Fund, indicó que un seguro tradicional cubre contra un riesgo y en caso de que este se materialice se realiza una evaluación de daños para luego otorgar un pago.
Mientras que, un seguro paramétrico, es aquel que se construye bajo parámetros técnicos previamente analizados, tales como el tipo de evento, el grado de daño y las características que puedan generar un impacto negativo o catastrófico
¿Qué partes intervienen en el establecimiento de este tipo de seguro?
Dos partes intervienen en un seguro paramétrico para arrecifes. El ente o custodio de los arrecifes expuestos al riesgo de un evento catastrófico, en este caso un huracán -definido en el diseño del seguro-, y el ente asegurador, quien toma el riesgo, explicó Salvador Pérez.
Entre estas partes estará previamente acordado cuáles serán las características/parámetros del huracán o fenómeno climático que dispararán el pago del seguro. Si durante la vigencia del seguro paramétrico ocurriera un fenómeno natural, para efectuarse el pago respectivo, únicamente debe verificarse el cumplimiento o no de los parámetros, resaltó Pérez.
La verificación del cumplimiento del o los parámetros que se hayan establecido en la póliza la realizará un tercero independiente, como podría ser el Centro Nacional de Huracanes, división del Centro de Predicción Tropical del Servicio Meteorológico Nacional de los Estados Unidos.
En el caso de los sitios a asegurar en el SAM, se están evaluando los parámetros. Tentativamente, se podría determinar que un huracán con velocidad a partir de los 64 nudos -equivalente a unos 118.528 kilómetros por hora- sea uno de los parámetros del seguro.
Brigadas de respuesta a emergencias
Investigadores marinos se preparan para efectuar un monitoreo de arrecifes en Guatemala. Foto: HRI
Los países que tienen arrecifes de coral deberían contar con Brigadas de respuesta a emergencias en caso de que estos vitales ecosistemas sean dañados por fenómenos naturales o de otro tipo.
En el caso del SAM, MAR Fund apoyará la organización y equipamiento de las citadas brigadas, las cuales estarán integradas por profesionales que desde su experiencia aportarán al trabajo de restauración inmediata de los arrecifes de coral, tarea que incluye la limpieza del sitio. También incluirán a pescadores y prestadores de servicios locales en las comunidades costeras, indicó María José González, bióloga y directora ejecutiva de MAR Fund.
Las Brigadas de respuesta a emergencias aplicarán un protocolo de respuesta inmediata elaborado por The Nature Conservancy para los arrecifes de Quintana Roo, México. MAR Fund ha adoptado y ajustado el protocolo para el resto de los países del SAM. Para el 2020 comenzarán las capacitaciones respectivas a quienes integren las brigadas.
¿Qué se necesita para que los gobiernos inviertan en un seguro paramétrico para arrecifes?
Claudia Ruiz, coordinadora de la RRI, señaló que con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo se está trabajando en el impulso del Estudio de Valoración Económica de los Arrecifes del SAM. Con este se busca proveer a los gobiernos y al sector privado de información clara sobre el valor de los arrecifes, para que sea una base sobre la cual orienten la toma de decisiones e inviertan en la conservación de los recursos y en mecanismos financieros como el seguro paramétrico para arrecifes. Se prevé el inicio del diseño del estudio en 2020.
María José González dijo que actualmente se está trabajando en la recaudación de fondos para terminar el diseño del seguro paramétrico para arrecifes y luego comprar las primas piloto del seguro para los sitios definidos por cada país de la región. La idea es probar el concepto del seguro paramétrico para arrecifes de coral. Este proceso lo realizan con Willis Towers Watson, empresa líder a nivel mundial en consultoría financiera, la cual brinda soluciones para gestionar el riesgo y optimizar los beneficios de quien requiera sus servicios.
Ruiz explicó que MAR Fund condujo una revisión y análisis de las normativas existentes en cada país que abarca el SAM: “Identificación de legislación aplicable para la restauración de arrecifes en los cuatro países del Sistema Arrecifal Mesoamericano y recomendaciones para una legislación viable a nivel local y regional”.
Por otro lado, se llevó a cabo la sistematización de los resultados y hallazgos principales, recomendaciones y las lecciones aprendidas durante el proceso del análisis legal, para proporcionar información clave y discutirla con los gobiernos, entre otras acciones.
Para Guatemala, las normativas analizadas son:
- Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente Decreto 90 -2000.
- Ley de Creación del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales.
- Ley de Organismo Ejecutivo, Decreto 114-97 (modificado por Decreto No.63-98 y reformado por Decretos Nos. 22-99 y 90-2000.
- Reglamento de Evaluación, Control y Seguimiento Ambiental, Acuerdo Gubernativo 137-2016.
- Ley de Áreas Protegidas, Decreto 4 -89, reformado por Decreto 110 -96.
- Reglamento de la Ley de Áreas Protegidas.
- Ley General de Pesca y Acuicultura, Decreto 80 -2002.
- Ley de Cambio Climático, Decreto 7 -2013.
- Ley Reguladora de las Áreas de Reserva Territoriales del Estado de Guatemala.
- Estrategia Nacional de Diversidad Biológica y su Plan de Acción (2012).
- La Política para el Manejo Integral de las Zonas Marino Costeras de Guatemala (2009).
- Política Nacional de Cambio Climático (2009).
Infografía: Patricia González/Viatori
¿Qué sitios del SAM cubriría un seguro paramétrico?
Para la implementación de este mecanismo financiero piloto, los cuatro países que conforman la RRI, trabajan en la identificación de sitios clave de arrecifes en la región del SAM.
“MAR Fund condujo la identificación preliminar de 7 sitios de arrecifes en el SAM que serán pilotos para el seguro. Se incluirán al menos 2 sitios de arrecifes prioritarios en México, Belice, Honduras, y 1 en Guatemala. La priorización se llevó a cabo a través de un proceso participativo en los cuatro países, a través de reuniones de consulta con científicos, autoridades locales y regionales, y co-manejadores de áreas protegidas”, resaltó González.
En 2018 y 2019 se realizaron 16 reuniones de consulta en los cuatro países del SAM, en las cuales participaron 119 representantes de 49 organizaciones. En Guatemala se efectuaron dos reuniones con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), y el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), Gobernación Departamental, la Brigada de Infantería Marina del Ejército de Guatemala y la Empresa Portuaria Nacional, para identificar las áreas de arrecifes a proponer.
La validación incluye posiblemente un sitio clave en el área protegida de Punta de Manabique, situado en Izabal, Guatemala.
¿Cuáles son los beneficios de contar con un seguro paramétrico para arrecifes?
Salvador Nieto, Secretario Ejecutivo de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), órgano del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), valoró las acciones que se impulsan en busca de la implementación del seguro para arrecifes, ya que constituye una herramienta valiosa y aporta a los esfuerzos de conservación de uno de los activos naturales de mayor importancia para Centroamérica.
También apuntó que dichos esfuerzos deben ser reconocidos por los gobiernos de cada territorio que conforma el SAM, así como darle la valoración económica que corresponde. “Los acuerdos deben ser considerados colectivamente y tener en cuenta el factor costo-beneficio económico y político para la región”, dijo Nieto.
¿Por qué los gobiernos deben invertir en la recuperación de los arrecifes?
Justo Rodríguez, técnico de la Fundación para el Eco Desarrollo y la Conservación (FUNDAECO), ha apoyado en la capacitación a comunitarios y pescadores en Lívingston, Izabal, Guatemala. Foto: Eddy Chamalé/Viatori
Justo Rodríguez, técnico de la Fundación para el Eco Desarrollo y la Conservación (FUNDAECO), quien nació y creció en Livingston, Izabal, región guatemalteca del SAM, y quien desde hace 15 años ha contribuido en temas de conservación para varias entidades, comentó que en su trayectoria personal y laboral ha observado el beneficio que tienen los arrecifes tanto para la vida marina como para la humana.
“Los arrecifes son áreas de reproducción para diversidad de especies acuáticas y a la vez son fuente de alimentación para los pescadores de la localidad. Por eso, es importante que el Estado regule y agilice acciones preventivas en favor de estos ecosistemas y se deben establecer procedimientos para saber cómo atenderlos después de la ocurrencia de un fenómeno natural”, señaló Rodríguez.
Ricardo Rabotín, asesor de la Secretaría de Energía, Recursos Naturales, Ambiente y Minas de Honduras, quien representó al ministro por ley, Elvis Rodas, ante el Comité Técnico de la RRI durante la Séptima Reunión Ordinaria del Comité Técnico de Proyecto, desarrollada el 7 y 8 de noviembre de 2019, manifestó que el impulso del seguro paramétrico para arrecifes es factible, por medio del desarrollo de un instrumento jurídico que tome en cuenta el análisis de las normativas legales de cada país. “De esta manera se pueden concatenar criterios y crear un protocolo que permita la protección integral”, indicó.
En el caso del gobierno hondureño, se están evaluando las zonas arrecifales a incluir, las cuales podrían ser Islas de la Bahía y Cayos Cochinos, indicó Rabotín.
Luisa María Fernández, jefa interina del Departamento de Ecosistemas del MARN Guatemala e integrante del Comité Técnico de la RRI, indicó que con un seguro paramétrico para arrecifes se obtendrán beneficios en favor de los ecosistemas naturales del país, en especial el económico.
Hendryc Obed Acevedo Catalán, encargado de la Unidad Técnica Punta de Manabique del CONAP en Izabal, expresó que con la adopción del seguro paramétrico para arrecifes se tendría una mayor capacidad de reacción y recuperación de los sitios. Dependiendo del daño, un arrecife puede recuperarse en no menos de 10 años, pero con esta iniciativa puede lograrse en la mitad del tiempo.
México, el primer país con seguro paramétrico para arrecifes
El estado de Quintana Roo, México ha sido el primero en pagar un seguro paramétrico para arrecifes contra huracanes para los arrecifes de Cancún y Puerto Morelos en 2019.
María del Carmen García Rivas, doctora en Ecología y Desarrollo Sustentable con Orientación en Conservación de la Biodiversidad, directora del Parque Nacional de Arrecife Puerto Morelos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) México y punto focal para la RRI, indicó que el seguro paramétrico para arrecifes es una herramienta necesaria, ya que en los escenarios que se prevén debido al cambio climático, el ecosistema arrecifal es el más vulnerable.
“No es suficiente con aprender técnicas de restauración y reforestación; hay que tener los recursos para cubrir gastos de recuperación”, puntualizó.“Con el impulso del seguro paramétrico para arrecifes se otorga la certeza al sector hotelero, a los prestadores de servicio y a los gobiernos de que se podrá mitigar el daño que los arrecifes experimenten ante la llegada de un huracán”, añadió García.
“La importancia de los arrecifes para las comunidades humanas radica no solo en su atractivo visual, su biodiversidad y sus aguas, sino en los bienes y servicios que brindan a los pescadores, a los turistas, y al mundo en general, a la vez que evitan la erosión de las playas y contribuyen a la protección costera, segura y eficiente”, afirmó García.
“El trabajo que MAR Fund ha realizado coordinando la RRI y el diseño del seguro paramétrico para arrecifes del SAM es importante, ya que ha logrado la homologación de criterios, identificado el mapa de actores para trabajar en esta temática y tiene claros los desafíos que esta plantea”, concluyó la funcionaria.
Los arrecifes guatemaltecos tienen mala salud
Pez Loro (familia Scaridae) se alimenta de las algas que afectan a los arrecifes; además es productor de arena blanca. Foto: Ana Giró/HRI
La costa del Caribe de Guatemala se extiende 150 kilómetros en el Golfo de Honduras. Esta región tiene bosques tropicales húmedos, extensos manglares que bordean la Bahía La Graciosa y la desembocadura de los ríos Dulce, Temash, Sarstún y Motagua; pastos marinos alrededor de la Bahía de Amatique, lagunas costeras y playas de arena blanca.
Cuenta con manatíes (Trichechus manatus) en peligro de extinción, tortugas verdes (Chelonia mydas) y de carey (Eretmochelys imbricata), entre otras especies, según el reporte del estado de salud emitido por la Iniciativa Arrecifes Saludables para Gente Saludable (HRI, por sus siglas en inglés) en 2015.
Ana Giró, licenciada en ciencias del mar y acuicultura, coordinadora para Guatemala de la HRI, manifestó que de acuerdo con los monitoreos arrecifales que la organización que representa efectúa desde hace 10 años en el SAM y en específico durante el realizado en 2018, el 70% de los arrecifes de coral del país se encuentran en mal estado de salud y el 30% restante, en estado crítico. Los cuatro indicadores que se evalúan y que arrojan estos resultados son: cobertura de coral, cobertura de macroalgas carnosas, biomasa de peces herbívoros y biomasa de peces comerciales.
Giró añadió que, a pesar de que en 2019 se observó una mejoría en el indicador referente a peces herbívoros (los cuales favorecen la salud del arrecife al comerse las macroalgas que lo cubren) se necesitan más acciones para que estas algas marinas no invadan los espacios arrecifales y reduzcan tanto el reclutamiento de corales como su crecimiento, según indica el Reporte 2018 de la Salud del Arrecife Mesoamericano.
Por esta razón, enfatizó Giró, es necesaria la protección de peces loro (familia Scaridae), ya que al ser herbívoros se alimentan de las algas y contribuyen al buen crecimiento de coral. Con relación a este asunto y gracias al trabajo de la HRI con pescadores de Livingston, Izabal, se logró que el 20 de abril de 2015 y por medio de un decreto ministerial, se prohibiera la pesca y comercialización de dicha especie, según acuerdo 175-2015 emitido por el Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación de Guatemala (MAGA) y publicado en el Diario de Centro América el 26 de marzo de 2015.
“Es de suma importancia que los gobiernos inviertan en el resguardo de los recursos naturales como lo son los arrecifes, porque de ellos depende la subsistencia y economía de las comunidades costeras, las cuales serán las primeras afectadas de registrarse un huracán”, señaló la experta en acuicultura.
Arrecifes benefician a pescadores artesanales
Rebeca Gisela Troches López, pescadora y líder comunitaria, presidenta del Comité de Pescadores Artesanales de la aldea San Juan, situada cerca del río Sarstún, en Lívingston, Izabal. Foto: Eddy Chamalé/Viatori
“Me dedico a la pesca desde que tenía 14 años, y desde entonces, he aprendido que los arrecifes son importantes para nuestra sobrevivencia, pues son espacios de reproducción de diversas especies de peces, entre ellos, los que comercializamos, porque por medio de la pesca buscamos el desarrollo económico sostenible de nuestras familias y comunidades”, indicó Rebeca Gisela Troches López, pescadora y líder comunitaria, presidenta del Comité de Pescadores Artesanales de la aldea San Juan, situada cerca del río Sarstún, en Livingston, Izabal, Guatemala.
Ella, junto a otros habitantes de la localidad, impulsa un centro de acopio para la compra-venta de la captura del día de cada pescador que integra el citado comité, para luego ofrecer el producto en el mercado, directamente con los compradores, a precios convenientes y sin intermediarios.
Dicho proyecto pretende contribuir a que cada pescador reciba sus ingresos de forma inmediata, en lugar de tener que esperar a vender en el mercado el producto para recibir su paga.
Según cuenta Troches López, de común acuerdo, el comité de pescadores que preside aceptó ser drástico en el cumplimiento de vedas (prohibición de pesca) establecidas por las autoridades de la Dirección de la Normativa de la Pesca y la Acuicultura del MAGA en las áreas que han sido identificadas como espacios de reproducción de ciertas especies marinas de interés comercial, tales como el camarón, el colorado, la sierra, el mero, entre otras provenientes de los arrecifes.
“Por medio de capacitaciones que nos impartieron técnicos de FUNDAECO y la Red de Pescadores nos dimos cuenta del recurso que tenemos a la mano y que debemos cuidarlo, porque garantiza nuestro trabajo y sustento. Pero esta tarea no es solo responsabilidad de nosotros los comunitarios o de las organizaciones que nos apoyan, también debe ser del Gobierno, quien debiera ser el principal interesado en invertir en el resguardo y recuperación los bienes naturales que poseemos”, señaló la presidenta del comité.
“Este reportaje fue publicado originalmente en Revista Viatori y fue producido con el apoyo de la Earth Journalism Network de Internews”
Resultados 2019 en la protección y conservación del Arrecife Mesoamericano

Foto: José Manuel del Busto Miralbés
Es un gusto compartir con ustedes algunos de los resultados sobresalientes del 2019. Reconocemos y agradecemos el maravilloso trabajo y pasión de los socios en la región y el compromiso de nuestros donantes. A través de estas pequeñas notas nos complace compartir su trabajo y éxitos.
Resultados 2019 en la protección y conservación del Arrecife Mesoamericano
Biólogo marino británico alerta sobre amenazas a manglares

Photo: Gilmar Flores/Proyecto MAR2R-CCDA/MAR Fund.
Durante el tiempo que el biólogo marino Steven Canty ha estado trabajando en equipo con el Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (MAR Fund, en inglés) han estado convocando a socios de toda la ecorregión del Arrecife Mesoamericano, México, Belice, Guatemala y Honduras, para desarrollar una estrategia regional para la gestión, conservación y restauración de los manglares.
En esta entrevista publicada el domingo 19 de enero de 2020 en el diario guatemalteco Prensa Libre, la periodista Brenda Martínez destaca la importancia de los manglares y por qué se necesita cooperación regional.
Los invitamos a leerla
Revista Domingo – Prensalibre – Enero 2020
La batalla por el arrecife de Amatique

Jacinto Bolom de 72 años recoge su trasmallo en la frontera de Belice y Guatemala durante el amanecer.
Foto: No-Ficción/Oswaldo J. Hernández.
El Atlántico de Guatemala ha llegado a su límite. Dos barcos camaroneros más y el ecosistema marino que sostiene el arrecife de Foudara, en las costas de Livingston, Izabal, podría verse colapsado. Los pescadores de toda el área luchan ante la escasez, cada vez más crítica, de buscar peces en la Bahía de Amatique.
Texto y Fotos: Oswaldo J. Hernández
Un barco camaronero huye una madrugada de noviembre de 2017 mientras es perseguido por una docena de pequeñas lanchas a motor frente a las costas del Caribe guatemalteco, en la desembocadura del río Sarstún.
Los perseguidores son pequeños pescadores locales, dedicados a la pesca tradicional.
Los perseguidos también son pescadores, pero de mayor escala. Se trata de un barco camaronero capaz de sacar hasta cinco quintales (media tonelada) de fauna marina en una sola jornada antes del amanecer.
Las decenas de estelas blancas que agitan el agua del mar a esta hora son el signo de una batalla que inició en la oscuridad.
El camaronero ha pasado con su motor de 375HP sobre una red de pesca artesanal ─un trasmallo─ de 60 metros que pertenecía a uno de los pequeños pescadores comunitarios, y con ello se ha echado a perder todo su trabajo de pesca ─de 5 p. m. a 5 a. m.─ y su red ─con un costo de Q5mil─. Todo completamente destruido.
Por eso, avisados de lo ocurrido, los compañeros del pequeño pescador se lanzaron al mar sin pensarlo demasiado, con sus lanchas en la oscuridad, en busca de los responsables. Ya había sucedido alguna vez y no iban a dejar que se repitiera, al menos no con impunidad.
En menos de media hora, los pescadores ubicaron al camaronero cerca de la frontera de Belice con Guatemala. No podían huir más. Los alcanzaron dentro de los límites del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), la barrera coralina más grande del Atlántico, la cual abarca México, Guatemala y Honduras y que en las costas de Izabal se denomina Foudara, un ecosistema marino que se encuentra oculto a 18 kilómetros frente a las costas de la Bahía de Amatique.
“Los camaroneros muchas veces no respetan. Invaden nuestras zonas de pesca. Y con sus barcos rompen nuestros trasmallos. Los vemos cuando pasan con sus luces frente a la costa en las madrugadas. Y vemos que cada vez llegan más y más barcos. No sabemos hasta cuándo el mar será suficiente para todos”, dice Marcos Milián, presidente del Comité de Pescadores de Barra Sarstún, la última comunidad de Livingston antes de llegar a territorio beliceño.
Milián indica que cada año, en promedio, sucede un enfrentamiento similar al que narra esta mañana de noviembre de 2019 rodeado de otros pescadores. Todos en Barra Sarstún recuerdan esos acontecimientos.
“Cada una es una historia para contar”, señala. Y cada historia da cuenta de que la Bahía de Amatique está llegando a los límites del colapso. Hay más pescadores y cada vez menos peces. La situación para el ecosistema de arrecifes de Izabal se ha vuelto tensa en los últimos años.
El barco camaronero, como retoman los pescadores en la plática, fue rodeado y abordado mientras amanecía. Sabían lo que habían hecho. Habían roto las reglas de esta frontera de alta mar. Y cuando las normas se rompen entre los pescadores de la zona del Foudara saben que no hay nadie a quién acudir. No hay nadie por parte del Estado. No hay ley. Y nada puede calmar las aguas agitadas, más que los propios pescadores del lugar.
Por suerte, los perseguidos de aquella mañana eran conocidos de los comunitarios y solo se saludaron incómodos, intentando ser cordiales. Los enojos se apaciguaron al cabo de un rato y los encargados del barco se comprometieron a pagar todo el daño producido: el trasmallo del pescador y un porcentaje de las ganancias de aquella madrugada. Pidieron perdón.
─Acá tenemos nuestras propias reglas. Y todos deben cumplir para que haya paz─ dice Milián.
─ ¿El barco camaronero pagó después?
─Pagó, claro. Tuvo que pagar. Así todos volvimos a la tranquilidad…─ responde el pescador.
Entre tanta turbulencia, esta historia es una más para describir que algo sucede en la Bahía de Amatique. Donde hay un arrecife con una salud en constante deterioro. Donde la pugna de pescadores por hallar peces es cada vez más evidente. Y un área protegida, cuya parte marina, según los ambientalistas, podría empezar a colapsar.
Alaide Vega prepara robalos para la venta diaria en el local que pertenece al Comité de Pescadores de Barra Sarstún. Foto: No-Ficción/Oswaldo J. Hernández
Robalos para la venta en el local del Comité de Pescadores de Barra Sarstún. Foto: No-Ficción/Oswaldo J. Hernández
La tierra a cambio del mar
Los abuelos garífunas del Caribe guatemalteco cuentan que el origen de todos los seres marinos sucede en el Foudara. “El azadón bajo el agua”. “La tierra de colores que se hundió”. Así llaman en la cultura garífuna al arrecife que existe frente a las costas de Izabal, en el nororiente de Guatemala, bajo las aguas del océano Atlántico.
El arrecife de Guatemala se conecta con el de Belice, Honduras y México; y es un ecosistema marino gigantesco. Está dividido en cuatro secciones dentro de los límites de la Bahía de Amatique. Y durante décadas fue conocido solo por los pescadores de Izabal.
Hasta hace unos 30 años, pescar tan cerca de “donde nacen todos los peces”, como indican los más ancianos de Livingston, era una cuestión para agradecer la abundancia y la prosperidad; y la vida entonces era más sencilla.
Los pescadores salían antes del amanecer y aún oscuro, con la luna a veces reflejada sobre el mar, tiraban sus anzuelos y sus redes artesanales. Eso era suficiente para alimentar a familias enteras y sus necesidades. Luego iban al puerto y vendían camarones, jureles, cuberas, caracoles, peces sierras, peces colorados, barracudas, almejas, palometas, meros, pargos, lisas, curvinas…
Todo muy sencillo. Limpio. Estable. Sostenible.
Pero entonces, cerca de mediados de los años noventa, los barcos empezaron a poblar más y más la Bahía de Amatique. Aparecieron los barcos medianos camaroneros, y proliferaron cientos de pequeñas embarcaciones alrededor de las orillas del Atlántico, en cada comunidad.
El Foudara entonces se contrajo. Y los peces se replegaron. Los pescadores garífunas, poco a poco, abandonaron el mar. Llegaron los hijos de los ganaderos de las cercanías buscando la pesca como medio de sustento. Llegaron las familias q’eqchí’es huyendo del conflicto armado interno, en busca de trabajo. Y las orillas de la Bahía de Amatique se poblaron.
La cosmovisión sobre el mar, la relación intrínseca de los pescadores con los arrecifes, mermó, se fue perdiendo.
“Hace unos 10 años quedaban 20 pescadores garífunas artesanales. Hoy quizás queden solamente dos. Los clanes se dividieron. Muchos emigraron a EE.UU. Y otros que se han quedado buscan convertirse en abogados, contadores, administradores o licenciados. La tierra a cambio del mar”, explica Julio Mejía, uno de los jóvenes líderes implicado en varias organizaciones garífunas de Livingston, Izabal.
Barcos camaroneros listos para salir a la jornada de pesca nocturna en Livingston, Izabal. Foto: No-Ficción/Oswaldo J. Hernández
La capacidad del ecosistema
En la actualidad la Red de Pescadores de Livingston, como explica Edín Ordóñez, uno de sus miembros fundadores, tiene datos de 77 barcos camaroneros en funcionamiento. Cada noche, un promedio de 45 a 50 barcos salen a pescar por toda la Bahía de Amatique.
Todos los camaroneros de la Bahía utilizan la técnica de arrastre. Tiran una red enorme a las profundidades y así caminan varios kilómetros, arrasando con el fondo. Los peces, quintales de peces, son abducidos así a la superficie, a la espera de que en la captura también encuentren algunos camarones.
Por cada 400 libras de pesca, los barcos apenas extraen 25 de camarón pequeño y mediano, y unas 15 libras jumbo. La libra de camarón se vende entre Q20 y Q30 y su precio aumenta al llegar a los mercados de la capital. Lo demás es incidental, descartable.
El único inspector de la Dirección de Pesca (Dipesca) del Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (MAGA) en toda la Bahía de Amatique se llama Mario Salazar y dice que todo está llegando a su límite en esta zona. Cada día debe vigilar a 8 mil pescadores para que se cumpla el reglamento del área con base a la Ley de Pesca: que se cumpla la veda, que las redes sean las permitidas. No tiene lancha propia. Y tampoco gasolina. Depende de otras organizaciones no gubernamentales, como Fundaeco o Ecologic, para intentar mantener algún control realmente. Se dedica sobre todo a dar charlas y capacitaciones desde tierra, lo que implica a los pescadores perder todo un día de trabajo y la asistencia no suele ser cumplida.
Mientras Dipesca permanece en tierra el mar constantemente está agitado por las luchas entre pescadores.
Salazar dice que según estudios del MAGA, la capacidad máxima que soporta la Bahía de Amatique es de 79 barcos camaroneros. “Después no hay marcha atrás…”, lamenta.
─ ¿Si la Red de Pescadores de Livingston dice que cuenta con 77 barcos en 2019, estamos a tan solo 2 camaroneros de colapsar todo el ecosistema? ─ se pregunta al encargado de Dipesca.
─Sí. La capacidad está al límite─ dice Salazar.
─ ¿Y hay algún diálogo para salvar la Bahía y el sistema de los arrecifes?
─Se ha intentado. Pero los comités más grandes de pescadores de los cascos urbanos se oponen y rápido llaman a los políticos y a los diputados. Era algo que sucedía con más frecuencia en el gobierno de Otto Pérez Molina. Bloquean todo. Y nada se puede hacer─ comenta el inspector de Dipesca con tono frustrado.
Desde 1998 en la Bahía de Amatique existe un acuerdo entre las comunidades pesqueras del litoral Atlántico de Guatemala y los camaroneros ─empresarios medianos─ del casco urbano de Livingston y Puerto Barrios. Todos llaman a este acuerdo como “El Pacto de Caballeros”. No hay documento legal que lo respalde. Y ninguna entidad oficial, como el MAGA o el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) o el Ministerio de Ambiente o la municipalidad de Livingston lo valida.
Solo se conoce que existe y que forma parte del contexto. Una regla general que suele romperse.
De hecho, ni Dipesca ni los encargados de las áreas protegidas de esta zona están autorizados para realizar capturas en el mar. Si ven alguna anomalía, o alguien llega a denunciar, deben iniciar una serie de trámites burocráticos para coordinar con el área naval del Ejército.
A lo más que han llegado, según la propia Dipesca, es a la confiscación de trasmallos ilegales, con mallas de un centímetro de ancho menor a lo permitido. Un delito que parece común en la zona, pero sin estadísticas para perfilarlo y detenerlo. Si hay una falta, se suele resolver con una multa, y la devolución de lo confiscado.
Otra técnica que denuncia Dipesca, que describen como la más grave de todas y que utilizan con frecuencia los pescadores y camaroneros en el Atlántico guatemalteco, se llama Tiro de avión. La red esta vez forma un gran círculo desde el fondo del mar hasta la superficie. Todo lo que hay debajo, en el medio, y arriba no tiene escapatoria y queda atrapado. La malla abduce desde pequeñas criaturas del mar hasta peces de gran tamaño. Algunos han visto delfines retorciéndose sobre su columna dorsal hasta morir capturados dentro de las redes.
La mayoría de pescadores entrevistados advierte también que esta técnica destruye los arrecifes de coral. Levanta las bases de estos seres marinos desde el fondo, y quiebra los pólipos desde su raíz. Las redes, dicen, quedan atrapadas y, al tirar de ellas con fuerza desde los barcos, miles de años de coral quedan destazados en apenas unos segundos.
Fotografía del coral del arrecife de Foudara. Foto: CONAP / Sergio Hernández
El arrecife de Foudara y su enfermedad
Primero fueron 10 barcos camaroneros. Decenas de cayucos. Lanchas pequeñas a motor… Hoy, luego de 20 años la vida de toda esta parte costera ha cambiado drásticamente. Y cada tarde, con paciencia, desde el muelle de Livingston se pueden contar uno a uno la salida de decenas de barcos camaroneros que van hacia el mar. Tras su paso una estela de olas, y un olor a gasolina y diésel llena todo el lugar.
Tanta agua turbulenta no solo ha dejado batallas entre pescadores. Ha empezado a afectar directamente la vida del mar. “La biomasa de los arrecifes cada año se ha visto disminuida”, dice Ana Giró, licenciada en Ciencia Marina y Acuicultura, representante de la organización Healthy Reefs en Guatemala, explicando que cada vez hay menos peces dentro de la Bahía de Amatique. “Guatemala tiene el menor porcentaje de peces comerciales de toda la región, con un declive del 95 por ciento desde 2006”, indica Giró. El arrecife de Guatemala es el más enfermo y peor calificado de toda el área del SAM. Por debajo de México, Belice y Honduras.
Evaluando la condición arrecifal de 319 sitios del océano Atlántico, esta organización en un reporte de 2018 estableció que el Arrecife Mesoamericano se encuentra en un estado regular de salud en general. “Un 1 por ciento está muy bien. El 13 por ciento está bien. El 32 por ciento está regular, un 37 por ciento está mal, y un 17 por ciento tiene un estado de salud crítico”, dice Giró. Pero advierte que todo es inestable. En un año puede cambiar, y no para algo mejor.
Es algo que ocurre justo en un tiempo en el que el calentamiento global ha incrementado en 1.5 grados Celsius la temperatura de todos los océanos, como indica el último informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y está provocando la muerte de grandes extensiones de arrecifes como la Gran Barrera de Coral de Australia. El incremento de la temperatura produce el blanqueamiento de estos seres marinos, los enferma, lo mata y hoy existen enormes cementerios de coral bajo el mar tanto en Miami como Australia o lugares tan retirados como las Islas Marshall.
El blanqueamiento ─la muerte blanca del coral─ podría llegar a Guatemala en cualquier momento. Basta un grado o dos más de temperatura para que se produzca.
“Los arrecifes de Guatemala son sobrevivientes. Son fuertes. Han estado ahí en un lugar muy difícil para ellos, viven donde el agua dulce de los ríos de Guatemala se mezcla con la salada del océano”, dice Giró.
Para los pescadores de la Bahía de Amatique ha sido un proceso de 10 años comprender que un coral no es una roca, sino un ser vivo, con cientos de bocas, un pólipo estructural, cientos de microalgas regadas a lo largo de su cuerpo exterior y todo un ecosistema marino que sobrevive a su alrededor. Los peces de la Bahía de Amatique son producto de la relación entre el arrecife de Foudara, los manglares, los ríos y las corrientes interoceánicas que llegan a la región. Pero los peces, según Healthy Reefs, están desapareciendo.
Uno de los pescadores comunitarios revisa su trasmallo durante la madrugada frente a las costas de Belice. Foto: No-Ficción/Oswaldo J. Hernández
Un área protegida cerca del mar
Desde 2005 el río Sarstún y su cuenca fue declarada área protegida a cargo del CONAP. La administración, no obstante, es responsabilidad de Fundaeco y Amantes de la Tierra, dos organizaciones dedicadas al tema ambiental.
La pescadora Angelina Ixcot, vocal 1 del Comité de Pescadores de Barra Sarstún, cuenta que la noticia de convertir este territorio en área protegida los tomó a todos por sorpresa. “¿Ahora vivíamos en un área protegida? ¿Ahora ya no íbamos a poder pescar? ¿De qué íbamos a vivir?”, recuerda que eran las interrogantes de los pobladores de Barra Sarstún y de la mayoría de comunidades cercanas como Cocolí, San Juan o Buena Vista.
En total, son casi 37 mil hectáreas de área protegida, catalogada para usos múltiples. Es decir, como indica Sergio Hernández, técnico del CONAP de Puerto Barrios, la vivienda y algunas actividades humanas están permitidas dentro del área de conservación. “La gente puede vivir, pescar, tener cultivos, utilizar lanchas, puede construir casas, pero respetando el plan que CONAP ha diseñado para el área”, dice Hernández.
El arrecife también es parte del área protegida del río Sarstún. Y su conservación implica la salud de todo el ecosistema que se produce alrededor del Foudara.
Dentro del área protegida también se incluyó una buena parte de cerros y fincas tierra adentro. La lucha de muchas comunidades en la cuenca del río Sarstún ha sido la solvencia jurídica de la tierra a lo largo de dos décadas. Y es algo que con apoyo de algunas otras organizaciones como Aprosarstún aún están intentando resolver. Incluso, a futuro, como dice Samuel Coc Yat, técnico de Ecologic, está previsto buscar la coadministración de esta área protegida por parte de las comunidades que habitan los límites del río Sarstún y la Bahía de Amatique.
En tanto algunos intentan conservar la vida marina de la Bahía de Amatique, Ixcot dice: “Sobrevivimos de los peces que bajan desde Belice. No hay otra forma de entenderlo. Los peces de Guatemala están acaparados por los camaroneros. No podemos competir contra eso”, dice Ixcot.
Barra Sarstún decidió hacer frente a la escasez de peces organizándose desde hace unos años. Al principio eran 300 pescadores. Hoy solo quedan 50. Entre todos, y con ayuda de cooperación internacional, levantaron un restaurante, pero se quemó. Ahora sobreviven con una cafetería que también funciona como el único mercado de compraventa de peces en esta región a la que solo se puede acceder a través del mar. Y han buscado aliarse con otras comunidades cercanas para establecer Zonas de Recuperación Pesquera, áreas de 3 o 4 kilómetros donde los peces puede reproducirse y crecer sin ser molestados frente a las costas del Caribe.
La Bahía de Amatique ha entrado en el límite de barcos permitidos para la pesca y la sostenibilidad del ecosistema marino y arrecifes del Atlántico de Guatemala. Foto: No-Ficción/Oswaldo J. Hernández
Pactos rotos
En la Bahía de Amatique ha empezado la veda, que es un periodo de tiempo establecido entre los pescadores y Dipesca, para hacer descansar el mar y que los peces y ciertas especies específicas puedan cumplir al menos un ciclo de reproducción. Y en noviembre está prohibido sacar camarón.
Durante la madrugada, no obstante, los pescadores de Barra Sarstún comentan que casi toda la noche los barcos camaroneros y sus luces estaban sobre el mar, lanzando redes muy cerca del arrecife de Foudara. Sacando todo. Sin que nadie lo pudiera evitar…
El pacto de caballeros, dicen los pescadores, se rompe a cada rato sin consecuencias para nadie.
En la zona de Foudara, este pacto entre pescadores vigente desde 1998 todavía es importante. Significa sobre todo paz, respeto mutuo. Y en las orillas de toda la Bahía lo intentan recordar cada vez que sucede alguna anomalía, alguna violación de las reglas.
El “Pacto de Caballeros” de la Bahía de Amatique fue pensado desde el inicio para que “todo lo que da el mar alcance para todos”, dice el empresario camaronero, Edín Ordóñez, de la Red de Pescadores de Livingston. Su familia cuenta con tres de los 77 barcos de pesca que existen en la zona.
Con el pacto entre pescadores, casi como una de las únicas soluciones por parte de los lugareños para mantener la salud de todo el ecosistema, la Bahía se ha divido en tres grandes secciones para la pesca: dos en las costas y una en el mar y los arrecifes.
Los barcos camaroneros tienen prohibido pescar varios meses al año en la zona norte, en la que viven los pescadores comunitarios de Cocolí, Buena Vista, San Juan y Barra Sarstún. “Pero hay días en que el mar no da y los muchachos se aventuran y se arriesgan”, justifica Ordóñez.
─ ¿Qué tan frecuente se rompe el pacto?
─Últimamente es más seguido. Si no hay camarones, los muchachos buscan más allá. Pero como no hay quién controle… Las autoridades no vigilan. Aquí estamos sin ley.
─ ¿La ley del más fuerte?
─Un poco sí. Pero con el pacto.
─ ¿Y los camaroneros rompen los trasmallos de los pescadores comunitarios? ¿Piensan en que también hay que dejar peces para las comunidades?
─Ese es el mayor problema. Que se rompen los trasmallos de la gente. Hemos tenido que pagar por algunos errores. En eso sí estamos trabajando. Pero diría que gracias a Dios el mar todavía da para todos…─ explica el empresario camaronero.
La Red de Pescadores de Livingston dice que la solución más inmediata al problema es no admitir más embarcaciones. Ni una más. “Estamos los que estamos”, dice Ordóñez.
─ ¿Y cómo prohibir entonces la compra de más barcos camaroneros? ¿Quién regularía esto?
─Nosotros mismos como pescadores y empresarios. Nosotros tenemos que autoimponernos una de estas regulaciones y respetarla. Un pacto entre los camaroneros para evitar la sobrepoblación de nuestro negocio. Porque también a nosotros nos afecta bastante─ responde el empresario.
En tanto, durante cada amanecer, en esta frontera de mar que divide a Belice con Guatemala, la presión sobre el ecosistema arrecifal y toda la vida marina es constante. El umbral, el punto de no retorno, está anunciado. Faltan solo dos barcos camaroneros y quizás una nueva flotilla de pequeñas embarcaciones pequeñas para que la Bahía de Amatique se vea colapsada.
Una de las comunidades pesqueras ubicadas a la orilla del Río Sarstún, dentro del área protegida administrada por Fundaeco y Amantes de la Tierra. Foto: No-Ficción/Oswaldo J. Hernándezz
“Este reportaje fue producido con el apoyo de la Earth Journalism Network de Internews y el Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (MAR Fund, en inglés)”.
La Red de Restauración de Arrecifes del SAM tiene nuevo comité

De izq. a derecha: Carlos Rodríguez, Ana Giró, Gabriela Ochoa, Anastazia Banaszak y Lisa Carne.
Durante la Segunda Reunión Bienal de la Red de Restauración de Arrecife realizada en la Ciudad de Belice durante la primera semana de octubre, se eligió al nuevo Comité Ejecutivo para el período 2019-2021.
Los integrantes del recién electo comité son:
- Guatemala: Ana Giró de Healthy Reef Initiative. También elegida como presidente del Comité.
- México: Anastazia Banaszak de la Universidad Nacional Autónoma de México.
- Belice: Lisa Carne de Fragments of Hope
- Honduras: Gabriela Ochoa de CORAL- MarAlliance y
- Carlos Rodríguez. MAR Fund
Otro de los resultados importantes de esta reunión en la que estuvo Claudia Ruiz, coordinadora de la Iniciativa Mesoamericana de Rescate de Arrecifes (RRI, en inglés) fue la aprobación de los estatutos de la red y de su plan estratégico.
Claudia Ruiz coordinadora de la Iniciativa Mesoamericana de Rescate de Arrecifes
En la actividad se contó con la participación de representantes de organismos gubernamentales, no gubernamentales, la academia y el sector privado, provenientes de los cuatro países de la región del SAM: México, Belice, Guatemala y Honduras.
Participantes de la Segunda Reunión Bienal de la Red de Restauración de Arrecifes del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM)
También asistieron representantes de Grupo IBEROSTAR, Proyecto MAR 2R de CCAD, Coral Reef Consortium, y Gulf and Caribbean Fisheries Institute, entre otros.
¡Vamos a Barra Cocolí!

Excerpts are optional hand-crafted summaries of your content that can be used in your theme. In principio creavit Deus caelum et terram. Propterea sicut per unum hominem in hunc mundum peccatum intravit et per peccatum mors et ita in omnes homines mors pertransiit in quo omnes peccaverunt. Iustificati igitur ex fide pacem habeamus ad Deum per Dominum nostrum Iesum Christum. Omnes enim peccaverunt et egent gloriam Dei.
Continuar leyendoLos manglares del Arrecife Mesoamericano contarán con una estrategia regional de manejo sostenible

Excerpts are optional hand-crafted summaries of your content that can be used in your theme. In principio creavit Deus caelum et terram. Propterea sicut per unum hominem in hunc mundum peccatum intravit et per peccatum mors et ita in omnes homines mors pertransiit in quo omnes peccaverunt. Iustificati igitur ex fide pacem habeamus ad Deum per Dominum nostrum Iesum Christum. Omnes enim peccaverunt et egent gloriam Dei.
Continuar leyendoJóvenes ganadores de los “Mini-grants: las 4Rs” efectuarán proyectos para disminuir la contaminación en Guatemala

Excerpts are optional hand-crafted summaries of your content that can be used in your theme. In principio creavit Deus caelum et terram. Propterea sicut per unum hominem in hunc mundum peccatum intravit et per peccatum mors et ita in omnes homines mors pertransiit in quo omnes peccaverunt. Iustificati igitur ex fide pacem habeamus ad Deum per Dominum nostrum Iesum Christum. Omnes enim peccaverunt et egent gloriam Dei.
Continuar leyendoCambio climático: ¿adaptarse o sucumbir? Casos exitosos de algunas comunidades del Caribe guatemalteco

Excerpts are optional hand-crafted summaries of your content that can be used in your theme. In principio creavit Deus caelum et terram. Propterea sicut per unum hominem in hunc mundum peccatum intravit et per peccatum mors et ita in omnes homines mors pertransiit in quo omnes peccaverunt. Iustificati igitur ex fide pacem habeamus ad Deum per Dominum nostrum Iesum Christum. Omnes enim peccaverunt et egent gloriam Dei.
Continuar leyendo