Pescadores de Barra Cocolí inauguran proyecto de turismo comunitario
Por Lucy Calderón
Paseos en canoa para el avistamiento de manatíes, recorridos en lancha para la práctica de pesca deportiva, de snorkeling, salón de reuniones en el bosque, así como caminatas para observar pájaros y conocer los árboles, las plantas medicinales y comestibles que crecen en el lugar, son algunos de los servicios que en el Caribe guatemalteco, ofrecen pescadores artesanales agrupados en la Asociación de Autogestión Turística Barra Cocolí (AUTBAC).
Lo mejor de todo es que al retornar de cualquiera de las actividades que ponen a los visitantes en contacto con la naturaleza, ellos pueden disfrutar de un delicioso platillo caribeño a base de pescado, o si lo pidieron con anticipación, de un sabroso caldo de gallina criolla preparado por las esposas de los pescadores en el restaurante que forma parte de este proyecto de turismo comunitario.
Esta iniciativa económica que surgió como negocio alternativo a la pesca, fue inaugurada a principios de junio en la aldea Barra Cocolí, municipio de Livingston, departamento de Izabal, Guatemala, y sus impulsores se encuentran entusiasmados por haber dado este importante paso.
Otto Barcárcel, sacerdote maya, dirigió una oración para bendecir el proyecto de Barra Cocolí. Foto: EcoLogic Development Fund
“La supervivencia en el Caribe guatemalteco como pescador es cada vez más difícil. La pesca excesiva y el incremento de flotas camaroneras que, además de camarón, se llevan entre sus redes a los peces pequeños que nosotros capturamos para nuestro consumo y para la venta, afectan nuestra faena. También incide el incumplimiento de las vedas. Hay poco control por parte de nuestras autoridades en el área protegida. En cambio, en Belice, al mismo tiempo que inicia una veda, comienzan los patrullajes de control y vigilancia por parte de sus autoridades”, explica Fernando López, tesorero de AUTBAC.
López de 45 años de edad y originario de Barra Cocolí, recuerda que cuando tenía 10 y salía de pesca con su padre, no requerían adentrarse en el mar para lograr sus capturas. “Desde la costa uno tiraba los trasmallos y atrapaba peces. Ahora, debemos viajar hasta 20 kilómetros mar adentro, con el consecuente incremento de tiempo y gasto en combustible para nuestras lanchas”, comenta.
Esta difícil situación, como la describe López, motivó a seis de las ocho familias que integran la aldea Barra Cocolí, a unirse y formar la AUTBAC, la cual cumple con todos los requisitos de ley para funcionar.
De izquierda a derecha: José Manuel, Fernando, Noé, Luis Alfredo y José Fernando, todos de apellido López, junto a Luis Fernando Andrade, miembros de la Asociación de Autogestión Turística Barra Cocolí (AUTBAC). Foto: Noé López
Un esfuerzo impulsado por MAR Fund
En 2016, con el apoyo del Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (MAR Fund, por sus siglas en inglés), la organización no gubernamental EcoLogic Development Fund junto con la Asociación Maya Pro Bienestar Rural del Área Sarstún (APROSARSTÚN) llevaron a cabo un ejercicio participativo para identificar alternativas económicas para el mejoramiento de la calidad de vida de pescadores del Área de Uso Múltiple Río Sarstún. Trabajaron con tres comunidades de Livingston y una de Belice. La opción identificada en la aldea Barra Cocolí y propuesta por los mismos pescadores, fue el establecimiento del recién inaugurado proyecto de turismo comunitario.
En 2017, con el apoyo del Proyecto “Conservación de Recursos Marinos en Centroamérica Fase II” implementado por MAR Fund, por medio de la Fundación para el Eco Desarrollo y la Conservación (FUNDAECO), se inició el Proyecto “Turismo Comunitario en Barra Cocolí” ejecutado por Ecologic Development Fund. En ese mismo año se inició con las gestiones para obtener el estudio de impacto ambiental que solicita el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales y el dictamen del Consejo Nacional de Áreas Protegidas. Este proceso duró 11 meses, relata el ingeniero agrónomo Mario Ardany de León, Oficial de Programas para Guatemala, de EcoLogic.
Luego de cumplir con la legislación ambiental guatemalteca, se realizó la compra de materiales para la construcción y el equipamiento de un quiosco y un restaurante, principales edificaciones del proyecto.
Grupo de mujeres que están a cargo de cocinar los platillos caribeños que se sirven en el restaurante de Barra Cocolí. Foto: Noé López
También se efectuó el mejoramiento de un pozo de agua, la instalación de cisternas de almacenamiento, de sanitarios y de un biodigestor para el tratamiento de aguas servidas. De esta manera, el proyecto cuenta con la infraestructura segura y de calidad para proporcionar atención integral a los turistas locales y extranjeros que los visiten.
Instalación de depósitos para almacenar agua. Foto: EcoLogic Development Fund
“Para nosotros como comunidad, este es un sueño que alcanzamos gracias a Dios y a las instituciones que nos apoyaron. Esperamos sea un éxito y hemos puesto todo de nuestra parte para lograr que así sea. Gracias al apoyo de MAR Fund, EcoLogic, el Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT), y FUNDAECO”, dice José López, habitante de Barra Cocolí.
De León comenta que los pescadores también recibieron capacitaciones en diversos temas para propiciar la sostenibilidad ambiental y económica de su proyecto. Uno de los cursos más importantes fue el de formación como guías de turismo comunitario que les impartió y avaló el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (INTECAP), con el respaldo del INGUAT. Otras organizaciones que les facilitaron talleres fueron FUNDAECO, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, EcoLogic y A’ktenamit.
Fernando López luce feliz al ver concretada la construcción del restaurante y del quiosco para atender a turistas en Barra Cocolí. Foto: Noé López
Inicio con buen pie
Aunque la inauguración oficial del proyecto de turismo comunitario en Barra Cocolí fue a principios de junio, este comenzó a funcionar en abril, durante la Semana Santa. Hubo una gira con operadores turísticos para que conocieran las instalaciones y en adelante ayuden a la AUTBAC a promocionar sus servicios.
“Había que aprovechar la temporada”, afirma López, “por lo que con las tres lanchas equipadas que tenemos, comenzamos a llevar turistas desde Livingston hacia Barra Cocolí y Playa Blanca. Atendimos a un grupo de 20 personas a quienes ofrecimos un sitio para pernoctar y gracias a la atención recibida, hasta nos reservaron fechas para retornar”.
En estas lanchas se traslada a los turistas en los recorridos que ofrece la AUTBAC. Foto: Noé López
Es por ello que López y sus colegas de AUTBAC están en la búsqueda de financiamiento para concretar otras de sus metas: la construcción de tres bungalows que les permitan ofrecer el servicio de hospedaje que tanto les solicitan los turistas; el levantamiento de un muro de piedra para evitar que el mar erosione la playa; y reforestar la zona con mangle para mantener los servicios ambientales que brindan estos árboles.