Producir menos basura y clasificarla es un gran reto que se puede lograr
Colaboradores de BICA-Roatán y del hotel Mayan Princess en la isla de Roatán, Honduras, realizan un muestreo de la basura que producen. Foto: BICA-Roatán
Por Lucy Calderón
En varias comunidades costeras de la región que abarca el Arrecife Mesoamericano, el manejo adecuado de residuos sólidos es prácticamente inexistente y la isla de Roatán en Honduras no es la excepción.
“El servicio de extracción de basura lo efectúa semanalmente la Municipalidad. Pero los residuos, además de no ir clasificados, llegan directo a un botadero a cielo abierto situado al lado de un humedal y frente a un manglar, por lo que los lixiviados terminan en el mar y en el arrecife de coral”, relata Gisselle Brady, directora de programas de Bay Island Conservation Association (BICA-Roatán).
Para apoyar en la solución de dicha problemática, que afecta tanto a los ecosistemas marinos como a las personas que trabajan separando los residuos sólidos que ahí llegan, BICA-Roatán con apoyo del Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (MAR Fund, en inglés) impulsaron el proyecto: Promoción de nuevas actividades productivas y educación ambiental relacionada al reciclaje de materiales descartados para el manejo adecuado de los desechos sólidos (Fase I y II).
El citado proyecto obtuvo financiamiento del Programa de Pequeñas Donaciones de MAR Fund en su décima y décimo primera convocatoria y, a través del trabajo de Gisselle y de Nikita Johnson, coordinadora del Programa de Desarrollo Comunitario de BICA-Roatán, junto con Laura Palmese de la Environmental Law Alliance Worldwide (ELAW), han logrado significativos avances.
Los recicladores merecen respeto
Integrantes de la Asociación de Recicladores de Roatán junto a regidores de la isla e integrantes de otras instituciones que los apoyan. Foto: BICA-Roatán
Las personas que recolectan basura -conocidas popularmente como pepenadores-, por lo general tienen baja escolaridad y están “acostumbradas” a pasarla en el vertedero porque es lo único que les permite tener ingresos para ellas y sus familias. Además, tienen baja autoestima y pocas veces vislumbran oportunidades de superación. Entonces, en el marco del proyecto mencionado, Nikita abordó con ellas el tema de la autopercepción, para que aprendan a quererse y valorarse, y reconozcan la importancia de la tarea que realizan.
Otro punto en el que ambas profesionales han estado haciendo énfasis en Roatán, es que la comunidad empiece a llamarles recicladores en lugar de pepenadores. De acuerdo con Gisselle, este cambio en la visión de la gente es vital para incrementar su autoestima y para que el resto de la población los vea y trate con el respeto que se merecen.
Para reforzar sus habilidades, también se les han impartido charlas y talleres sobre trabajo en equipo y resolución de conflictos. Asimismo, han recibido entrenamiento acerca de los efectos de la basura en la salud humana y cómo efectuar el reciclaje de forma segura.
Recicladores de Roatán participan en taller sobre los efectos de la basura en la salud humana. Foto: Nikita Johnson
Recicladores de Roatán reciben capacitación sobre la importancia del trabajo en equipo y la resolución de conflictos. Foto: Nikita Johnson
Gracias al apoyo de MAR Fund, BICA-Roatán organizó, por medio del proyecto, un intercambio con un reciclador colombiano, quien explicó a sus colegas recicladores de Roatán, la manera en que el gremio de este sector trabaja en ese país.
Intercambio con el reciclador colombiano. Foto: Laura Palmese
“La finalidad de estas capacitaciones impartidas por BICA-Roatán a los recicladores fue empoderarlos en sus actividades, que conozcan la importancia de tener un espacio de trabajo más digno y seguro y sean conscientes de sus derechos como trabajadores y los demanden. También se consiguieron y entregaron a cada reciclador equipos de seguridad necesarios para realizar su labor tales como guantes, anteojos, gorras, botas y uniformes. A la vez, se les está motivando a usar las bicicletas que se les construyeron para visitar las comunidades y negocios de la isla y colectar, en las canastas adicionadas, los residuos debidamente clasificados. Todo esto ha sido posible con el apoyo de MAR Fund”, explica Gisselle.
Integrantes de la Asociación de Recicladores de Roatán (ARR) reciben las bicicletas que les servirán para recolectar los materiales reciclables. Foto: Nikita Johnson
Los recicladores también recibieron guantes y botas para realizar su trabajo. Foto: Nikita Johnson
Educación ambiental es clave
Cimentar el amor y respeto por la naturaleza es posible a través de la educación,
porque, como bien reza un dicho, “se valora lo que se conoce”. Por eso, a siete centros educativos de Roatán con más de 200 estudiantes se les sensibilizó en la temática, a través de la metodología Roots and Shoots del Instituto Jane Goodall, explica Gisselle.
Elaboración de pinturas sobre madera en la escuela Sabio Cacho, Colonia Smith. Foto: BICA-Roatán
Presentación de títeres para los estudiantes de la escuela de Toribio Bustillo. Foto: BICA-Roatán
Charla sobre reciclaje en la escuela Modelo Sandy Bay. Foto: BICA-Roatán
Entrega de estaciones de reciclaje a la escuela Isidro Sabio Cacho (Colonia Smith y Crawfish Rock) en julio 2019. Foto: BICA-Roatán
También se organizaron giras ambientales y desde 2018 se efectúa una vez por año, la carrera “Acrópora” con el lema: Roatán sin plástico, una actividad comunitaria para fomentar la educación ambiental y reducir el uso de plástico en la isla. En la primera convocatoria, a cada participante se le entregó un kit que contenía una camiseta, una botella reusable y una pajilla de bambú. En 2019, el kit tenía los dos primeros artículos mencionados más un juego portátil de tenedor y cuchara de acero inoxidable.
Carrera “Acrópora”. Foto: BICA-Roatán
Todos los corredores inscritos a las distintas categorías (desde 2, 5, 10 hasta 20 kilómetros), reciben una medalla. Los ganadores obtienen un trofeo, un premio monetario y una bolsa reutilizable con un premio sorpresa.
El mayor sueño: tener un centro de reciclaje
Entrevistan a los recicladores acerca de su trabajo, en el actual vertedero de Roatán. Foto: BICA-Roatán
Giselle comenta que otro de los logros que permitió el financiamiento recibido de MAR Fund es la creación de un reglamento consensuado para los recicladores.
En este reglamento se establece -entre otras disposiciones- que ya no se permitirá la presencia de niños en el botadero (hay quienes trabajaban ahí con toda su familia). Además, se debe dialogar y llegar a acuerdos con las autoridades municipales con relación a las ordenanzas que estas emitan sobre el tema.
Según comenta Gisselle, en 2018 hubo un enfrentamiento entre recicladores y representantes de la municipalidad, porque estos últimos querían sacarlos del vertedero -por la inseguridad del lugar y porque estaban evaluando la idea de usar incineradores para deshacerse de la basura- pero sin darles otra alternativa de subsistencia.
Entonces, BICA-Roatán intervino y, junto con los recicladores, plantearon una propuesta al alcalde para que pudieran quedarse con su trabajo. El acuerdo fue que mientras la alcaldía construya el nuevo relleno sanitario, ellos acatarán el reglamento antes descrito y, además solicitaron la construcción de un centro de separación de desechos sólidos a la par del nuevo vertedero. La idea es que ahí ellos puedan darle un valor agregado al material que separen, convirtiéndolo en otros productos. El plástico se puede transformar en sustancia líquida y a partir de esta fabricar adoquines o colectores de basura para vender a San Pedro Sula. A la fecha aún esperan la respuesta del alcalde sobre la propuesta que le realizaron.
Otros logros alcanzados, recomendaciones y planes para el futuro
Celebración del Día del Reciclador, 7 de marzo de 2020. Foto: BICA-Roatán
BICA-Roatán logró la aprobación de ordenanzas municipales que prohíben el uso de poliestireno expandido también llamado duropor o estereofón, bolsas y pajillas plásticas. Tanto Gisselle como Nikita apoyan a esta iniciativa y están observando que la misma ha tenido un impacto positivo para el ambiente. Sin embargo, ellas recomiendan a las autoridades locales de Roatán incluirlas en la formulación o socialización de ordenanzas similares y que analicen el plazo en que las pondrán en vigencia. De esta manera, habrá tiempo suficiente para socializar el cambio y adaptarse al mismo, al igual que encontrar soluciones viables para la comunidad, como por ejemplo un sustituto al material no permitido.
BICA-Roatán también solicita al alcalde actual su apoyo para aprobar la ordenanza de separación de residuos en las propriedades públicas y privadas porque esta, sin ninguna duda, ayudaría a mejorar la vida de los recicladores y el manejo del nuevo vertedero.
En el tema de educación ambiental, BICA-Roatán espera que el Ministerio de Educación hondureño apruebe su solicitud de incluir un curso sobre reciclaje y clasificación de residuos sólidos en la planilla escolar. También buscan que el curso sea específico para todas las Islas de la Bahía, pues al ser islas, el tratamiento final de la basura no puede ser igual al que se hace en tierra firme, tomando en cuenta que está muy cerca el mar y hay que evitar que lo contamine
Los recicladores están actualmente trabajando en recopilar información sobre el tipo de material que colectan para formar así una línea base de la basura que llega al vertedero y continuarán aprendiendo cómo manejar un negocio. Nikita los visita semanalmente para conocer sus avances de acuerdo con las capacitaciones que han recibido.
BICA-Roatán sometió una nueva propuesta al programa de Pequeñas Donaciones de MAR Fund, la cual también fue aprobada y recibirá financiamiento para fortalecer a la asociación de recicladores que BICA-Roatán, junto con Laura Palmese de ELAW ayudaron a crear y concretar el 22 de octubre de 2018.
Primera Reunión de la Junta Directiva de la Asociación de Recicladores de Roatán realizada el 22 de junio de 2019. Foto: BICA-Roatán
La chispa se mantendrá encendida
Para Giselle, la obtención de los fondos proporcionados por MAR Fund ha sido como una chispa que encendió e incrementó sus deseos de apoyar la mejora del manejo de los desechos sólidos en la isla de Roatán, que ahora es ejemplo en todo Honduras.
Nikita coincide en señalar que los financiamientos recibidos han contribuido a mejorar muchas vidas. “Cuando inicié a trabajar en este proyecto recién había egresado de la universidad. Participar en las actividades me ayudó a abrir los ojos ante la problemática que mi isla tenía y sobre la cual no había efectuado mayor acción para cambiarla. Tampoco conocía la existencia de los recicladores y trabajar con ellos me ha cambiado en muchos aspectos, profesional y personalmente”.
Es así como estas dos mujeres, orgullosas de ser isleñas, esperan incidir en el bienestar de su comunidad y de los magníficos ecosistemas marinos de los que disfrutan desde su niñez.
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