Culminó en Livingston proyecto de conservación que impulsó el Fondo SAM
Textos y fotos por Lucy Calderón
Después de cinco años de trabajo consecutivo en el Área de Uso Múltiple Río Sarstún (AUMRS), situada en el municipio de Livingston, departamento de Izabal, Guatemala, terminó con éxito el Proyecto Conservación de Recursos Marinos en Centro América, Fase II.
Al evento de cierre, que se efectuó la última semana de julio de 2019, asistieron representantes de la fundación ejecutora, de los socios y de las comunidades beneficiarias de los distintos programas y proyectos que en el AUMRS impulsó la Fundación para el Eco Desarrollo (FUNDAECO), con apoyo del Fondo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (MAR Fund, por sus siglas en inglés) y el respaldo financiero de la Cooperación Alemana a través de KfW.
La oficial de proyectos II del Fondo SAM, Ximena Flamenco, presentó los antecedentes de la organización y los esfuerzos que esta ha impulsado en el área, en favor del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM).
Ximena Flamenco, oficial de proyectos II del Fondo SAM.
Según explicó Flamenco, después de más 13 años de trabajo ininterrumpido en el Arrecife Mesoamericano, el Fondo SAM ha logrado generar alianzas estratégicas, conocimiento científico y establecer redes regionales, promoviendo una comunidad de aprendizaje para la conservación y el fortalecimiento del capital humano.
Enrique Escalante, punto focal del Fondo SAM en Livingston, comentó que a nivel de actores locales este proyecto fue más conocido como la Fase II, que tuvo como fin consolidar las áreas protegidas marino costeras del lugar y asegurar el uso sostenible de los recursos a mediano plazo.
Enrique Escalante, punto focal del Fondo SAM, durante su intervención.
Oswaldo Caderón, director regional de FUNDAECO, organización a cargo del manejo del área protegida, manifestó su agradecimiento a todos los involucrados en el éxito del proyecto y los incentivó a seguir trabajando en pro de la conservación. Calderón indicó que la salud de los ecosistemas marinos depende en gran medida del trabajo que se haga en las zonas terrestres, las cuales no deben ser olvidadas. De ahí que los proyectos agroforestales establecidos en las comunidades participantes serán de gran beneficio para todos.
Oswaldo Calderón, director regional de FUNDAECO agradece la participación de todos los actores involucrados en la Fase II.
Calderón resaltó que en las comunidades del río Sarstún se logró que el Estado invirtiera más de un millón de quetzales en incentivos forestales. En cuanto al ordenamiento territorial, comentó que entregaron escrituras de propiedad de la tierra a la aldea Plan Grande Quehueche y están próximas a recibir las suyas, la aldea Plan Grande Tatín, El Cedro y Río Salado.
Para Calderón, la elaboración del Plan Maestro del AUMRS es otro de los éxitos del proyecto. “Este documento será la biblia que nos regirá en los próximos cinco años y con esa construcción incluyente y equitativa que está ocurriendo ayudaremos tanto a comunidades, a las instituciones de gobierno y entidades privadas que quieran participar en la co-administración del AUMRS”, dijo.
Emilio Pitán, director del área protegida, señaló que se realizaron 112 patrullajes interinstitucionales, 100 patrullajes solo a cargo de los guardaparques y que ambas actividades son importantes para proteger los remanentes de bosque de la zona.
Silja Ramírez, coordinadora del programa marino costero de FUNDAECO refirió que ella y su equipo de trabajo están contentos de cada uno de los resultados obtenidos durante la Fase II, que la mayoría de los indicadores propuestos por el Fondo SAM se han cumplido y que uno de los mayores logros ha sido el establecimiento de un consejo ejecutivo local.
También indicó que la inversión realizada en infraestructura fortalecerá todas las actividades de control y vigilancia del AUMR y que el Plan Maestro será el documento base para la gestión del área protegida.
Con la implementación del programa de investigación y monitoreo -dijo Ramírez- se obtuvo la información base para planificar las vedas. Además, los sistemas agroforestales y proyectos productivos involucraron a las comunidades y contribuyeron a generar ingresos que ya están siendo tangibles en Barra Cocolí y Barra Sarstún.
Silja Ramírez, coordinadora del Programa Marino Costero de FUNDAECO.
Entre las lecciones aprendidas, Ramírez indicó que un proyecto se debe socializar desde el inicio, y durante su ejecución y desarrollo hay que tener planes de emergencia y el equipo necesario para mitigar las situaciones que puedan presentarse. Es importante aplicar metodologías estandarizadas de monitoreo biológico para comparar resultados y/o estrategias, así como para tomar decisiones a nivel regional que sean de impacto, comentó.
Luego de enfatizar la importancia de que las asociaciones comunitarias tengan personería jurídica para facilitar su participación en convocatorias por financiamiento, Ramírez señaló que deben aprender a trabajar solas, a seguir creciendo, aún después de que los proyectos finalicen.
Otros expositores:
Guillermo Gálvez, de FUNDAECO, presentó resultados de dos investigaciones: una, sobre calidad del agua en el AUMRS; y otra, sobre manatíes.
Ana Giró, coordinadora para Guatemala de la Iniciativa Arrecifes Saludables para Gente Saludable (HRI, por sus siglas en inglés) presentó los resultados del estado de salud de los arrecifes de Guatemala y del arrecife Foudara, a cargo de FUNDAECO, utilizando la metodología AGRRA.
Justo Rodríguez y Rebeca Tróchez explicaron el proyecto de comercialización de productos hidrobiológicos efectuado en la comunidad de San Juan.
Mario de León, oficial de programa para Guatemala de EcoLogic Development Fund, expuso sobre el proyecto de ecoturismo comunitario impulsado por pescadores de Barra Cocolí.