Yum Balam tiene un enorme y valioso almacén de carbono azul
Por Lucy Calderón
Una reciente investigación científica realizada en el Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam, Quintana Roo, México, comprueba que las 6,495.13 hectáreas de manglares y 24,461.8 hectáreas de pastos marinos con las que cuenta, la convierten en un importante almacén de carbono azul, el carbono que capturan y almacenan los ecosistemas marino-costeros del planeta.
Manglares de la Reserva Natural de Yum Balam Foto: Minerva Rosette
“Los manglares y pastos marinos de Yum Balam almacenan 38.4 millones de toneladas de dióxido de carbono, equivalentes a la emisión de 9.4 millones de mexicanos en un año; y los promedios de toneladas de carbono almacenados por hectárea duplican al promedio nacional”, comenta Minerva Rosette, ingeniera en ecología ambiental y líder del proyecto, del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA).
“Se estima que solo las partes aéreas (hojas, troncos y raíces aéreas) de los mangles guardan 43 toneladas por hectárea, mientras que las partes subterráneas (raíces y sedimento), 707 toneladas. Los pastos marinos, en cambio, almacenan 1.8 toneladas en su parte aérea y 233 toneladas en su parte subterránea”, añade Minerva.
Manglares de la Reserva Natural de Yum Balam. Foto: Minerva Rosette
Esa capacidad de almacenaje convierte a estos ecosistemas marino-costeros en una importante herramienta de adaptación y mitigación ante los efectos del cambio climático. Pero, “Desafortunadamente, cuando la deforestación de manglares y la remoción de pastos marino ocurre, se liberan al ambiente toneladas de carbono que llevan cientos de años ahí almacenadas. Si esto sucediera en Yum Balam, contribuiríamos al aumento de la temperatura global además de que se perderían zonas de crianza de distintas especies de peces de valor comercial. También, el área quedaría desprotegida con una línea de costa inestable y vulnerable al efecto de huracanes y lluvias intensas, afectando las playas de las islas de barrera de Holbox e Isla Grande”, explica Minerva.
Cocodrilo que habita el río Kuka en la isla Holbox donde crecen verdes manglares, en la Reserva Natural de Yum Balam. Foto: Eduardo Pacheco Cetina
Camino hacia la valoración de los ecosistemas costeros
En 2015, durante su participación en el Programa de Liderazgo para el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), Minerva aprendió la importancia de la conservación de manglares, así como sobre los beneficios que estos ofrecen tanto para las presentes, como las futuras generaciones. Por tal motivo, Minerva se propuso ejecutar un proyecto encaminado a abordar ambas situaciones y contribuir a la visión de una estrategia regional para su conservación.
Flamencos rosados en la isla Holbox. Foto: Eduardo Pacheco Cetina
El proyecto titulado: “Mitigación al cambio climático y protección de sumideros de carbono azul en Yum Balam: fase de análisis” fue propuesto por CEMDA ante el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo SAM en su novena convocatoria. El proyecto fue coordinado por Minerva, quien actualmente trabaja como experta “senior” en el área de ecosistemas costeros y políticas públicas de CEMDA.
El CEMDA promueve el derecho a un ambiente sano y la protección ambiental (derecho estipulado en el artículo 4 de la constitución mexicana) por medio del cumplimiento de marcos normativos y la creación y actualización de nuevas políticas públicas. En este centro, Minerva se encarga de hacer la investigación pertinente para ofrecer a sus colegas, abogados ambientales, todos los elementos técnico-científicos para los juicios que estén preparando.
Sin embargo, como la experiencia del CEMDA es más a nivel legal, para postular y ejecutar la propuesta en mención, se aliaron con el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV), y el Dr. Jorge Herrera Silveira, con más de 30 años de experiencia en el estudio de los manglares de Yum Balam, dirigió todos los aspectos científicos del proyecto.
Invaluable trabajo de equipo
El objetivo de la primera fase del proyecto fue generar la línea base del estado de conservación de los pastos marinos y manglares de Yum Balan y de cuánto carbono tienen almacenado.
Como primera acción se efectuó un análisis de información geográfica para verificar dónde había manglares y pastos; luego, se realizaron salidas de campo grupales para muestrear pastos y manglares, con investigadores del CINVESTAV y voluntarios de Chiquilá y Holbox, pueblos asentados dentro del área natural protegida. El equipo se dividió en dos grupos para abarcar ambos ecosistemas y Minerva integró el grupo de manglares.
Los investigadores del proyecto visitaron las áreas a evaluar dentro del área natural protegida. Foto: Minerva Rosette
“Visitamos sitios súper bonitos y conservados, y otros degradados, para determinar la diferencia en la captura y almacenaje de carbono entre ellos. Dentro de las 154 mil hectáreas que abarca Yum Balam, muestreamos 30 puntos en total, entre manglares y pastos marinos, recorriendo toda el área natural protegida. Fuimos a manglares de distintas zonas para tener muestras representativas de sus tipologías y características, porque el área es muy diversa. Existen sitios de manglares con árboles adultos de 12 metros de altura, mientras que, otros sitios presentaban ejemplares adultos de solamente 50 centímetros de altura”, relata la ingeniera.
Manglares de Yum Balam. Foto: Minerva Rosette
“También colectamos muestras de suelo y muestras de agua para medir alcalinidad y salinidad; además, instalamos dos medidores de hidroperíodo para saber qué tanto se inunda o seca el humedal durante un año”, indica Minerva.
Investigador toma una muestra de agua para medición de salinidad y óxido reducción en la zona. Foto: Minerva Rosette
Instalación de medidores de hidroperíodo. Foto: Minerva Rosette
Para medir la productividad del manglar, se realizó la recolecta de hojarascas ya que se ha estimado que por cada hoja que cae del árbol, crece una hoja nueva.
Al evaluar la productividad durante todo el año, es posible determinar cuáles son los meses más productivos y por medio de las condiciones fisicoquímicas del humedal colectadas durante la investigación, inferir cuáles pueden ser las causas de los cambios que pueda presentar.
Colecta de hojarascas del manglar. Foto cortesía: Minerva Rosette
“El apoyo del Fondo SAM fue significativo para realizar la mayoría de las actividades de investigación” -revela la ingeniera-. “La contrapartida del CINVESTAV cubrió el salario del investigador principal y el equipo usado. El apoyo de la Asociación de Hoteles de Holbox y de cuatro hoteles que hospedaron a los investigadores participantes también fue importante. La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) nos proporcionó la embarcación para las salidas de campo bimensuales (por ejemplo, para recoger la hojarasca de los sitios de verificación); y, por último, obtuvimos pequeñas donaciones de personas a quienes les interesó el proyecto, comenta Minerva.
Un reto con grandes resultados
“Realizar esta investigación fue un reto grande porque, paralela a esta, debía efectuar mi trabajo cotidiano. Además, para mí, era un tema nuevo en cuanto al trabajo de campo: fue como regresar a la escuela, sin embargo, me siento orgullosa de haberlo logrado de la mano de tantas personas que le pusieron corazón y esfuerzo. ¡Gracias a las organizaciones que creyeron en el proyecto!”, exclama Minerva.
“Para el CEMDA también ha sido satisfactorio participar: no solo está llevando litigios, sino contribuyendo a buscar otras estrategias para ayudar a conservar los ecosistemas marinos-costeros, en particular los pastos marinos y los manglares. Los resultados obtenidos en esta investigación nos servirán para usarlos como argumento en juicios, como parte de las evaluaciones de impacto ambiental. Definitivamente, tenemos más elementos científicos y nociones sobre qué y cómo se está conservando, por qué es importante proteger los ecosistemas y qué representa para Quintana Roo tener un sumidero de carbono tan grande como el de Yum Balam”, añade Minerva.
El Dr. Jorge Herrera presenta resultados del proyecto en Cancún. Foto: Minerva Rosette
Minerva Rosette presenta resultados del proyecto en Holbox. Foto: CEMDA
¿Cuáles serán las siguientes fases del proyecto?
El próximo paso será efectuar un análisis de los mecanismos financieros que ayudarán a restaurar y conservar los manglares y los pastos marinos. “Debemos elaborar una evaluación económica para conocer cuáles son las mejores opciones para su conservación y se considera entre fondos de gobierno y un mercado de bonos de carbono, a través de una asociación local. Las propuestas para someter esta fase a la recepción de fondos para su ejecución, se está realizando con dos consultoras con experiencia en mecanismos financieros y mercados de carbono”, indica Minerva.
“La etapa de sensibilización, para que las personas comprendan que los manglares y los pastos marinos no son obstáculos para el desarrollo, como muchos creen, debe de proporcionarse a lo largo de todas las fases y, sobre todo, previo a la de restauración y conservación. Habrá que explicarles a los habitantes de las comunidades los múltiples beneficios que ofrecen estos ecosistemas y su gran valor, tanto para las presentes, como futuras generaciones”, concluye Minerva.
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